NI TRISTE NI MELANCOLICO, VALLEJO FUE AMOROSO Y GENIAL
César Vallejo, no siempre fue triste como muestran las imágenes que tenemos de él a través de los libros y redes sociales, de joven participaba de las fiestas que se realizan en su tierra natal, Santiago de Chuco y muchos de sus contemporáneos lo recordaban como un joven alegre, bromista. Pero, al parecer las pérdidas de sus seres más queridos y sus amores frustrados le quitaron la sonrisa.
Cesar Abraham Vallejo Mendoza, nacido en Santiago de Chuco (La Libertad) el 16 de marzo de 1892; ya siendo escritor el 22 de setiembre de 1915, sustentó en forma brillante su tesis: “El Romanticismo en la poesía castellana” para optar el grado de Bachiller en Humanidades, ello sin duda demuestra que era romántico.
Sin embargo, un mes antes de graduarse, a raíz de la muerte de su hermano Miguel Ambrosio, cambio totalmente, volviéndose solitario y taciturno.
Así pues el vate peruano fue muy enamoradizo, pero con poca fortuna, así vivió primero un romance intenso con la trujillana María Rosa Sandoval, pero la chica murió prematuramente el 10 de febrero de 1918, en ese año también fallece su madre María de los Santos Mendoza Gurrionero, a ambas les dedica su poesía “Los dados eternos” y en ese año publicó en Lima su gran obra “Los Heraldos Negros”, que incluye dicho verso el cual fue duramente criticado por contener frases en contra de Dios. La segunda musa de apenas 15 años, fue Zoila Rosa Cuadra a quien llamo: “Mirtho”, de la cual se desengañó e intentó suicidarse. Su tercer amor fue Otilia Villanueva, de su misma edad, a la que dedicó varios poemas que forman parte de su obra “Trilce”, cuando terminaron, ella se casa con un lugareño.
Su cuarta conquista fue la francesa Henriette Maisse, con la que convivió desde 1925 hasta 1928; al año siguiente inicia una nueva relación sentimental con Georgette Marie Philippart Travers, con quien viaja Rusia y otros países, pero recién se casa con ella cinco años después: con ella se traslada a Madrid-España para publicar “Trilce” en 1930, la primera edición la hizo en su patria en 1922, obra que refleja un lenguaje poético y muy personal de Vallejo. En esta obra las palabras pueden significar algo muy distinto de lo que significan en realidad.
Su padre Francisco de Paula Vallejo Benites, tenía 52 años cuando nació su hijo número 11, que se convertiría en uno de los más grandes poetas hispanos y falleció en 1924 cuando su talentoso hijo se encontraba en Europa viviendo de periodista, traductor y docente, quien al enterarse de la partida de su progenitor, quedó sumido en un gran desconsuelo.
El 10 de noviembre de 1937 CV escribe “Masa” que es uno de los 15 poemas que el poeta escribió, consternado por la Guerra Civil España, el cual forma parte de su libro “España aparta de mí este Caliz”, otra de sus grandes obras, y de haber tenido mejores condiciones de vida, seguramente habría producido muchas más de gran calidad con las cuales fácilmente Vallejo Mendoza hubiera podido lograr el Premio Nobel. Lamentablemente, el 15 de abril de 1938, muere el poeta a los 46 años, sumido en una gran falencia económica.
Su elogio fúnebre estuvo a cargo del escritor francés Louis Aragon. El 19 de abril el cuerpo inerte de César Vallejo fue trasladado a la Mansión de la Cultura y más tarde al cementerio de Montrouge, en los suburbios del sur de la capital francesa.
Después de treinta y dos años de reposar allí, el 3 de abril de 1970 su viuda Georgette Vallejo trasladó sus restos al cementerio de Montparnasse, escribiendo en su epitafio: “He nevado tanto para que duermas”.
Pablo Neruda, comento también que Vallejo era una persona alegre a pesar de que en su poesía hay una solemne soledad con mucho dolor y tormento.
Por su parte, Abraham Valdelomar, con quien compartió varias tertulias en 1919 le dijo alguna vez: Hermano en el dolor y en la belleza, hermano en paz.
César Vallejo es considerado por la crítica mundial como el mayor innovador de la poesía universal en el Siglo XX y el más grande poeta del siglo de ese Siglo en todos los idioma.
Por todo lo dicho y escrito, podemos afirmar que Cesar Vallejo fue alegre, feliz con lo que hacía y muy amoroso, de otra forma no se justifica la cantidad de mujeres que logró conquistar y enamorar. Finalmente, creemos que, si su suerte hubiera sido otra en el extranjero, hubiera tenido padrinos, benefactores o auspiciadores, que le crearan una imagen exitosa, del cual hoy gozan varios famosos, fácilmente hubiera ganado un premio Nobel u otro galardón, pero lamentablemente en su tiempo no lo supieron no entender ni valorar.
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