AREQUIPA NECESITA UN GRAN MUSEO CULTURAL
Para preservar la obra de maestros como Benigno Ballón Farfán
Por lo visto, a las autoridades que pasaron y en actual ejercicio sólo les interesa las obras viales y ornamentales, porque hasta para la descontaminación del río Chili no se ponen de acuerdo. Olvidan que la cultura es parte importante de la vida y debe serlo más en una ciudad reconocida mundialmente, no sólo por su arquitectura y campiña sino también por haber sido cuna de grandes artistas. Y si estamos errados nos gustaría que nos respondan ¿Cuánto del Presupuesto del Región y de la Municipalidad Provincial se destina a la difusión de nuestra cultura?
Hace unos años atrás el doctor Eloy Linares Málaga, gran estudioso de nuestra prehistoria se cansó de pedir a los alcaldes de Arequipa la creación de dicho museo; también desde hace varios años, el médico Reynaldo Ballón Medina, hijo de Benigno Ballón Farfán solicitó que la casa donde vivió su padre en la calle Siglo XX sea convertida en museo, pero tampoco fue escuchado. Mientras tanto muchas obras y objetos de grandes personajes se van perdiendo en el tiempo.Por esto, no queremos concluir el mes aniversario de Arequipa sin mencionar tal deuda; y recordar a uno de sus nuestros más excelsos valores, que podría ocupar un lugar destacado en el museo que demandamos:
BENIGNO BALLÓN FARFÁN
Benigno Ballón Farfán gran compositor y músico arequipeño nació el 13 de Febrero de 1892, en la calle Los Cristales del tradicional Barrio de San Lázaro, testigo de sus primeras inquietudes musicales. Luego se mudó a la calle Siglo XX N° 233, donde su madre Francisca Farfán construyó una casa en 1915, la misma que hoy habita su hijo Reynaldo Ballón Medina y en donde se mantienen algunos enseres del gran intérprete.
Sus padres Manuel Roberto Ballón Flores, peluquero (socio fundador del FBC Melgar) y Francisca Farfán, interpretaban música cantando acompañados de una guitarra, ellos fueron los primeros maestros musicales de su hijo Benigno que tuvo 2 hermanas: Aurora, conocida como La Benita y Rosa, con la que formó el Trío Arequipa.
Benigno Ballón desde niño comenzó tocando el rondín, después la guitarra, la flauta, el violín, el violoncelo, la viola y sobre todo el piano, al cual se dedicó íntegramente. Inició sus estudios primarios en una escuela de su barrio San Lázaro luego paso a los Colegios del Padre Duhamel y Salesianos (no llegando a terminar la secundaria).
Su primera presentación en público fue a los 13 años en el Centro Social Obrero de la calle Ejercicios, mereciendo calurosos aplausos. Su primer trabajo rentado fue a los 15 años en el entonces Teatro Olimpo, hoy llamado Fénix, poniendo marco musical a la primera película muda que llegó a Arequipa. Años después con su orquesta interpretó música sacra en todos los templos y capillas de la ciudad y de los distritos; y con su ritmo bailable conquistó todos los estratos sociales de la época.
Ballón Farfán durmió poco y vivió intensamente, pues se casó 4 veces, primero con Josefa Vargas, luego con Hortensia Medina, Matilde Quintanilla y Nieves Valencia, a quienes dedicó varios de sus temas musicales. Producto de tales uniones llegó a tener 16 hijos. Hoy sus nietos y bisnietos duplican la cifra.
Ballón Farfán fue el primero en profesionalizar el oficio de músico, pues ofrecía sus servicios a través de avisos en los diarios de la ciudad, no sólo para amenizar reuniones sociales, sino también para acompañar los entierros. Pues, en aquella época se acostumbraba, llevar a los finados hacia el cementerio entonando el “Miserere”. BBF solía ir con sus hijos Roberto, José, Benigno y Felipe; también lo acompañaban: Carlos Bernedo, el “corneta” Marroquín y Juan Manuel Trillo. Igualmente, integraron la orquesta para amenizar bailes y eventos sociales, José Luis García y José Luis Espinoza.
Según cuenta su hijo Reynaldo, el 13 de febrero de cada año contrataba un ómnibus para trasladar a toda su familia a la picantería para festejar el santo de Don Benigno. Unas veces iban a la picantería “La Josefa”, otras veces a “Las Moscas” en Zamácola. Y al final todos los hijos terminaban jugando fútbol.
La picantería “La Josefa” era el lugar que más solía frecuentar nuestro músico, a partir de las tres de la tarde, sobre todo los lunes, luego de visitar al Señor de la Caña, del cual era muy devoto. En dicha local acostumbraba servirse el tradicional chaque o el “timpu de rabo” y compartía con los demás comensales, entre los que figuraban autoridades, poetas, gente del pueblo y del campo. En medio de una gran mesa rústica, cerca del fogón, Ballón Farfán era aclamado para tocar la guitarra y entonar algunas composiciones suyas. Al caer la noche salía tomaba el tranvía para dirigirse a su casa de la calle Siglo XX.
En su vivienda, el músico compartió con sus amigos intensas noches de bohemia y veladas musicales. Allí se daban cita: Francisco Mostajo, Alberto Heredia Márquez, el “seco” Ponce, profesor de historia del Colegio Independencia Americana, Julio Valdivia (de la Funeraria Valdivia), Jorge Güirse (famoso compositor puneño), Guillermo Mercado (el poeta que tenía mesa propia en “La Josefa”) y otros más.
Por su parte, BBF frecuentó la casa de la familia Gibson y tocaba varias piezas en el piano de esa residencia. José y Víctor Dávalos también compartieron amistad y bohemia con él, y desde muy pequeños solían asistir a los ensayos de la orquesta del maestro. En realidad, mucha gente vecina de la zona participaba de los ensayos musicales de su orquesta como espectadores y muchos transeúntes al escuchar las notas del piano detenían su marcha para extasiar el espíritu.
Sobre la formación musical de BBF, el maestro Augusto Vera Béjar quien ha recopilado gran parte de su obra (en su libro “El vals arequipeño”, escrito en pentagrama y que incluye un CD con la música de Benigno Ballón Farfán y de otros músicos arequipeños), afirma que se trató de un autodidacta, que desarrolló el vals arequipeño y recibió las influencias de su referente vienés, pero también del yaraví, de ahí lo melancólico de sus temas, aunque los ritmos alegres tampoco escapaban de su gran repertorio.
BBF fue profesor de Música y Canto en el Instituto Experimental Nº 5, que quedaba en la calle Palacio Viejo, también del Colegio San Francisco de Asís, de la Normal de la UNSA y organista oficial de la Catedral de Arequipa. Además colaboró mucho con los colegios: La Asunción, Fátima, Independencia Americana, Gran Unidad Escolar, Colegio Militar, Rosario, Corazón de Jesús y otros más. Incluso compuso los himnos para varios de estos planteles.
Entre sus valses destacan “Melgar”, “Silvia” y “Arrullo”; la marcha “Mi Canto a Arequipa”, que pudo ser el Himno de la Ciudad, pero BBF reconocía la hermosa melodía de Aurelio Díaz Espinoza, presentada para el Cuatricentenario de la Fundación Española. La marinera “Arequipa Ciudad Caudillo” es igualmente emblemática; como también sus yaravíes y pampeñas, himnos, huaynos, zarzuelas, carnavales y demás canciones del genial músico arequipeño.
Su última composición dedicada al barrio en donde nació, “San Lázaro” la realizó en 1957 cuando ya no veía. Se calculan que BBF llegó a componer unos 100 temas y 68 de las cuales han sido recopiladas por el médico Reynaldo Ballón Manrique, nieto de don Benigno, quedando aún muchas inéditas.
Ballón Farfán realizó muchísimos viajes a la Capital de la República, actuando en Radio América y Radio Nacional del Perú; recibió la Medalla de Plata Ford, por su contribución musical. También se presentó en Juliaca, Cuzco y en las épocas de verano llevó su orquesta a las playas de Mollendo, La Punta de Bombón, Cocachacra y Camaná. Su hijo Reynaldo asegura que también estuvo en Bolivia y en Chile después de 1940 atendiendo las invitaciones de los arequipeños residentes en esos países que deseaban apreciar su música; aprovechando su estadía en el país sureño grabó varios discos bajo el sello RCA Víctor.
El maestro Benigno Ballón Farfán fue el más popular músico que tuvo Arequipa. Y sobretodo supo interpretar el sentimiento de su gente. Por eso cuando falleció el 12 de Julio de 1957, en su domicilio (Siglo XX 233); sus restos fueron conducidos a los claustros de la UNSA y luego al Palacio Municipal, donde autoridades y pueblo le dieron el último adiós a través de sendos discursos. Se cuenta que el cortejo fúnebre se inició a las 14 horas y llegó al Cementerio de la Apacheta a las 18 horas, pues fue llevado en hombros al compás de su música por sus familiares, amigos y la población en general.
Actualmente, sus restos descansan en el pabellón Santa Rita 272, pero su hijo Reynaldo Ballón Medina y familia han decido construir un mausoleo en un área muy cerca a la capilla del indicado camposanto para que los arequipeños podamos visitar y rendir homenaje al mejor compositor, arreglista y director de orquesta que tuvo Arequipa.
Comentarios
Parece ser nada justo que todo ello se vaya al debil acto de engoronamiento de dinero.