PALACIO METROPOLITANO DE BELLAS ARTES “MARIO VARGAS LLOSA”, ¿UNA “CAJA DE PANDORA?
La idea de recuperar los terrenos
del ex Patio Puno para construir en ellos un centro de esparcimiento fue buena,
más aún si en nuestra Arequipa, adolece de lugares en donde los arequipeños y
sus familias puedan acudir en busca de aire puro y sana distracción; pero no
por ello los arequipeños debemos aceptar cualquier obra, sin reunir los requisitos
mínimos para el nombre rimbombante que se le da y más aún cuando se invierten
varios millones de soles que nos pertenecen a todos.
Para empezar, el término palacio
simboliza una obra de gran magnitud, de acabados de lujo y muy elegante, atributos
que el denominado Palacio Metropolitano de Bellas Artes “Mario Vargas Llosa” no
tiene, pues lo que en su interior existe es un pequeño edificio de 2 pisos para
exposiciones de arte; un coliseo con unas graderías demasiado inclinadas y
peligrosas en caso de sismo, con un
techo horroroso de un policarbonato verde nada elegante y que convierte al
recinto en un verdadero sauna; además este techo de forma globular se interpone
en el paisaje que tiene como fondo a nuestro majestuoso Misti.
Se trata pues de un diseño de muy mal gusto, que revela la falta de
creatividad y estética en su autor, hasta un simple techo a dos aguas hubiera
sido más estético y menos chocante.
Además hay un pequeño anfiteatro
al aire libre, algunos juegos infantiles
que nada tienen que envidiar a los existentes en cualquier pueblo joven; un área
para el expendio y degustación de comidas; dos piletas o fuentes de agua y
pequeños juegos de aguas que tratan de imitar mínimamente a las existentes en
el Parque de la Exposición de Lima. El resto es césped que a la distancia da
una imagen de soledad, siendo urgente la colocación de más elementos decorativos
o de distracción.
También se ha querido imitar la galería
de fotos existente en el Parque de la Exposición de Lima, sólo que aquí las
gigantografías no están bajo techo, sino
expuestas al inclemente sol, polvo y lluvia según la época, pues los
paneles plásticos han sido colocados sobre las rejas circundantes con el
propósito no sólo de brindar imágenes de la Arequipa de ayer y hoy, sino
también para cubrir los vetustos muros de las propiedades vecinas, dado que no
se han construido siquiera las paredes medianeras en algunos tramos.
Por todas estas razones creemos
que el Instituto Nacional de Cultura ha tenido mucha razón en observar la obra,
en demandar el retiro del techo del coliseo o teatro, pues desentona con nuestra
arquitectura y paisaje natural; así como
la colocación de por lo menos una locomotora que sirve para recordarnos que
allí alguna vez funcionó el Patrio Puno o estacionamiento del Ferrocarril del Sur.
La Contraloría también ha hecho
lo suyo al observar el monto invertido en la obra, 9 millones 995 mil 290
nuevos soles y no es para menos, si recordamos que sólo el techo del anfiteatro cuesta alrededor de 2
millones; la mala calidad de las micas de los laterales se evidenció al
romperse una de ellas el mismo día de la inauguración; y el débil material de
las gigantografías de las fotos (al parecer donadas por Southern, ya se está
trizando ante el más leve choque, en tanto que nuestro canicular sol ya inicio su tarea de decoloración.
Sabemos que el mantenimiento de
las piletas de agua, por simples que estas sean, es costoso así como de las demás
instalaciones y que por ello, la Municipalidad Provincial de Arequipa tendrá
que cobrar el ingreso, pero para que este recinto sea atractivo al público, se
tendrán que colocar mayores elementos de distracción y realizar espectáculos
diferentes cada fin de semana, de lo contrario correrá el riesgo de convertirse
en un elefante blanco más, como lo es el Estadio “Virgen de Chapi” de la UNSA.
Estas críticas se realizan con un
espíritu constructivo y porque los arequipeños merecemos obras de buena
calidad, que no son obsequios ni producto de la generosidad de la autoridad de
turno, sino que provienen de un canon minero otorgado a cambio de la explotación de nuestros
recursos naturales, que salen del país para nunca más volver.
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