HAY PRACTICAS Y PRACTICAS
Lo bueno de la denominada “Ley
Bartra” que propuso la realización de prácticas formativas para los estudiantes
de los institutos superiores hasta por 3 años , de manera gratuita o sin
retribución alguna en las empresas, es que ha desatado el debate en los foros y
las protestas de los jóvenes que en estos tiempos “casi no dejan escuchar su
voz”.
A parte de lo injusto que pueda
resultar esta norma, que felizmente se quedó en stand by, lo cierto es que desde siempre los
estudiantes tuvieron y tendrán que
realizar prácticas para aplicar la teoría estudiada en las aulas, y estas
experiencias son la base para el trabajo, de todas maneras remunerado, que se
harán después.
Casi todos hemos hecho prácticas,
y la mayoría de veces gratis, salvo aquellos afortunados que sólo estudiaron
los 5 o 6 años en la Universidad y de frente trabajaron, en la empresa de algún
familiar o en el puesto que algún padrino les consiguió.
Anteriormente, las prácticas eran por general gratuitas o el que las realizaba en el mejor de los
casos recibía una propina para los pasajes (por lo general no superaba el 50%
de la RMV); sin embargo, el 24 de mayo
del 2005 se dio la Ley 28518 sobre
Modalidades Formativas Laborales, según la cual los practicantes deberían ser
tomados bajo ciertas condiciones: los solicitantes tenían que ser presentados formalmente por su
Universidad y suscribir un contrato mediante el cual se comprometían a cumplir un
horario de trabajo y recibir a cambio
una compensación remunerativa, además de un seguro de salud, entre otras
condiciones.
Por otra parte en algunas
empresas privadas con el objetivo de ahorrar, en vez de contratar un trabajador
experimentado, con un sueldo acorde con sus funciones, preferían contratar a
practicantes para pagarles sólo el mínimo y hasta hacían concursos de selección. Igualmente, en algunas entidades del Estado,
bajo la figura de practicantes remunerados
dan empleo temporal a los jóvenes que apoyaron en la campaña política o a los hijos de los amigos y familiares de la
Autoridad, que necesitaban ir ganando experiencia.
Al final todo exceso o toda carencia nunca trae buenos resultados,
y en la vida se debe buscar un equilibrio para que el beneficio pueda ser
sostenible en el tiempo. En el tema de las prácticas , que ahora nos ocupa,
consideramos que no se debería pecar de mezquinos en no dar nada los jóvenes
que necesitan aprender en la práctica, ni tampoco exigir que se les dé una
remuneración; pues no hay que olvidar que el practicante es alguien
va a un centro de labor a
aprender haciendo, que no tienen responsabilidad alguna y que sólo hace lo que le indica el trabajador
o servidor al que apoya. Además las prácticas sólo deben ser para los
estudiantes o los recién egresados de los centros de formación y no ser
utilizadas con otros fines.
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