¿EL GRAN CAMBIO O GRAN CONTINUISMO ESTA EN MARCHA?
Llegar a los 100 días sin haber cumplido casi nada de lo prometido en la campaña electoral, ¿es acaso, síntoma de un fracaso temprano del actual gobierno? O acaso una evidencia de la improvisación en la conformación de un Partido que en realidad siempre fue solo un movimiento en formación y ahora quizás en deformación por lo observado hasta el momento.
Han bastado sólo 100 días para darnos cuenta del posible tráfico de influencias ejercido por el Vicepresidente de la República, Omar Chehade en el desalojo de los trabajadores de la azucarera Andahuasi a favor del Grupo Wong; así como conocer la trayectoria oscura de varios congresistas que ni siquiera vale mencionar sus nombres o hacerles más propaganda de la que ya tienen.
Y mientras ello pasa en el plano nacional, en el ámbito local o arequipeño, después de casi tres meses de espera, se nombró a un Gobernador que también resultó ser una “joyita”, el cual al igual que el Vicepresidente de la República se resiste a dejar el cargo, aprovechando la existencia de un Mandatario de la Nación blandengue y permisible que dista mucho de aquel candidato del nacionalismo que iba de plaza en plaza proclamando el gran cambio del país.
A estas alturas la población ya debe estar convencida que no basta las promesas de un candidato para creer en él si no que antes de elegir hay que fijarse en la trayectoria del candidatos y de todos sus ayayeros, que en una vez en el poder se convierten, en ministros, viceministros, gobernadores, gerentes regionales, etc. que al final lo único que buscan es recuperar su inversión y sacar el mayor provecho posible, sin importarles el daño que hacen a su gobierno y mucho menos al País.
Por lo hecho hasta el momento podemos afirmar que casi nada ha cambiado desde el 28 de julio último, excepto el nombre del Presidente y de algunos funcionarios de gobierno, porque existen muchos “experimentados” en actos irregulares que nuevamente ocupan cargos públicos. También, el sistema económico es el mismo, es decir, los combustibles y por ende los comestibles siguen subiendo, los que más tienen cada vez engordan más, los pobres cada vez son más pobres etc. etc.
La creación de un Ministerio de la Inclusión y el inicio de la Pensión 65, son apenas pinceladas, cuyos frutos o efectividad todavía no se ve. Mientras tanto, la tan mentada reducción del precio del balón del gas, la lucha contra la corrupción, son todavía meras promesas.
Que distinto sería si a estas alturas, ya hubiéramos comprobado que el Presidente Ollanta Humala es capaz de sacar de su gobierno a gente como Omar Chehade, si viajará menos al exterior y se dedicará a tratar los temas internos y las demandas de la población. Asimismo, que diferente sería si en vez de convocar, para los puestos claves, a “gente que ya se quemó” en gobiernos anteriores o estuvo involucrada en actos irregulares y oscuros; Humala se hubiera preocupado por buscar gente profesional impecable o intachable a toda prueba que no sólo lo haga quedar bien sino que ejecute políticas y acciones que satisfagan a la población que lo eligió. Si esto fuera así no tendríamos problemas como el de Andahuaylas.
Pero no, al parecer los peruanos estamos condenados de ir de “Guatemala a Guatepeor” en cuestión de gobernantes. Mientras tanto, los grupos de poder de derecha y centro ríen de oreja a oreja y siguen siendo los que finalmente dirigen el país.
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