EL ANIVERSARIO MAS TRISTE DE AREQUIPA

 

Jamás imagine y creo que nadie imaginó, que el 480 Aniversario de Arequipa,  sería uno de los más tristes de la historia de la Ciudad Blanca,  sin festejos y sólo con algunos actos oficiales casi silenciosos, ante la ausencia  del alma de la fiesta, que es el pueblo arequipeño, hoy recluido en sus hogares para evitar contagiarse del Covid-19, y sumamente acongojado por la pérdida de familiares, amigos e hijos de esta noble ciudad.

Ni siquiera en el 2001, en que Arequipa  el 23 de junio, soporto un terremoto  de casi 9 grados  y perdimos a varios hermanos, dejo de festejarse; quizás estuvo igual de desolada,  después de aquel  13 de agosto de 1868, en que  el  sur peruano y Bolivia fueron duramente azotados por un terremoto que duró 12 minutos y tuvo 60 réplicas en las horas subsiguientes,  dejando como  saldo 25 mil muertes y una ciudad en escombros, según cuenta Jorge Basadre en el artículo: “El Terremoto del Sur” dentro de su obra Historia de la República del Perú (1968-1970). Después  creó que Arequipa de una u otra manera y de acuerdo a las costumbres de las diferentes épocas siempre se festejó.

Pero en este año, en que se cumplía un aniversario bonito,  480 años de su Fundación Española, que pecado habremos cometido los arequipeños, los peruanos y toda la humanidad para no poder vivir plenamente; acaso fueron nuestros malos hábitos e irresponsables prácticas para con nuestro planeta, los que nos han frenado en nuestra carrera loca consumista, para vivir de manera más simple y cuidando a cada paso nuestras frágiles vidas del hasta ahora invencible Sars-19.

Por eso en este aniversario, Arequipa está de luto por la muerte de mil 332 de sus hijos (según cifras oficiales), y sus autoridades colocaron una placa a la memoria de sus hijos víctimas del Covid-19, en la víspera; mientras que este 15 de agosto, el Arzobispo Javier del Río, ofició una misa desde su capilla privada, vista sólo por el Facebook; posteriormente a las 11.30 horas, con la asistencia solamente de las principales autoridades y un puñado de ciudadanos dispersos en los portales, se realizó la ceremonia  de izamiento de banderas a media asta, se guardó un minuto de silencio por las víctimas de la pandemia y finalmente se entonaron los himnos del Perú y Arequipa. Luego las autoridades y algunos periodistas subieron al Salón Consistorial de la Municipalidad Provincial de Arequipa, para escuchar el mensaje del Alcalde Omar Candia Ramírez y entonar a media voz (por la limitación de las mascarillas), el Himno de Arequipa.

En tanto, las calles del centro histórico y las avenidas Mariscal Castilla e Independencia, que en años anteriores, lucían llenas de turistas y gente, para presenciar el corso de la amistad, lucían desoladas y tristes, como que si vivieran su funeral. ¡Arequipa levántate!


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