LA MINERIA ES UN MOUSTRO QUE DEPREDA Y MATA PARA ENRIQUECERSE

Las luchas dramáticas vividas hace poco por las poblaciones de Caravelí e Islay de la región Arequipa (Perú), en defensa de la ecología y contra la explotación minera, con cinco pérdidas humanas y varios heridos, no deben ser ignoradas, sino merecen un mayor apoyo no sólo de toda la región, sino incluso desde fuera de las fronteras peruanas, porque se trata de una lucha contra la depredación de nuestra agricultura y por la defensa del agua dulce, cada día más escasa en el planeta para el consumo humano, que no puede ser utilizada por la minería.

La tregua dada por los pobladores, debe servir para probar por enésima vez, si a nuestros gobernantes les importa algo el futuro de las próximas generaciones. Algo de lo que dudamos, porque según lo hecho hasta ahora sólo demuestran su interés de entregar nuestros recursos sin siquiera cobrar los tributos justos. Es decir, se entrega nuestro cobre, oro, plata y demás minerales en bandera a empresas que sólo nos devuelven contaminación, hambre y desolación.

Si esto no fuera cierto, entonces ¿por qué ciudades como Cerro de Pasco muere envenenada, o Moquegua es una de las atrasadas del Perú, si en ellas se desarrolla la gran minería que produce desarrollo y da trabajo a miles de miles de peruanos? ¿No será que otros se enriquecen gracias a las riquezas del Perú?

En un informe publicado por el Semanario El Buho (Edición del 18-04-2010), se señala que Southern Copper Corporation, explotadora de las minas de Cuajone y Toquepala y próximamente de Tía María, es una de muchas empresas que maneja el Grupo México. Su presidente ejecutivo, Germán Larrea, es el tercer multimillonario más rico de ese país y el número 72 a nivel mundial. Grupo México (GMéxico), tiene dos divisiones: la minera y la de ferrocarriles. En este último rubro opera el ferrocarril más grande y más rentable de México con 6,000 millas de vías y 15,000 carros, transportando por encima del 40% de toda la carga que va por vía férrea en el país.

Germán Larrea fue uno de los mayores beneficiarios de la privatización de empresas paraestatales en México. En 1988 le compró al gobierno federal el 95% de Mexicana de Cobre. Dos años después, en 1990, ya controlaba el 100% de la Mina de Cananea; en 1997 se hizo del 74% de las líneas de ferrocarril del Pacífico Norte, de Chihuahua Pacífico y de la línea corta Nogales-Cananea.

Según la información de su propia página web, GMéxico, a través de American Mining Corporation, se ha posicionado como el tercer productor de cobre más grande del mundo, segundo en el molibdeno, cuarto productor más grande de plata y octavo productor de zinc. También se coloca como la segunda compañía mundial y primera en estar listada públicamente en los mercados de valores en términos de reservas de mineral de cobre.

Durante los últimos dos años (2008 y 2009), la empresa Southern Cooper Corporation, por sus operaciones en el Perú, tuvo un ingreso bruto total de 4 mil 934 millones 806 dólares. En el año 2009, obtuvo 2 mil 223 millones 338 dólares y una ganancia neta de mil 120 millones de dólares. En el año 2008 las ganancias o utilidades de la empresa llegaron a mil 608 millones de dólares.

El metal que más vendió fue el cobre, que aporta más del 50 por ciento de sus ingresos, esto es, mil 188 millones de dólares. Enseguida, el molibdeno que le generó 202 millones de dólares, la plata con un total de 59 millones y otros minerales por un monto de 73 millones de dólares. Nuestro país es uno de los principales productores de cobre del grupo México al que Southern pertenece.

La empresa tiene planeado invertir durante los próximos tres años mil millones a las operaciones que realiza en Perú, lo que incluye Tía María y las minas de Cuajone en Moquegua y Toquepala en Tacna. De estos se esperaba que 600 millones de dólares sean invertidos durante el año fiscal 2010.

Como se puede apreciar, gracias a nuestros minerales entregados, sabe Dios bajo que convenios particulares por nuestros “célebres gobernantes”, GMéxico se ésta enriqueciendo cada día más y más. Mientras tanto nosotros seguimos cada vez más pobres sin alimento y próximamente no tendremos ni agua debajo de las rocas para beber, en virtud a nuestra indiferencia y conformismo con unos cuántos puestitos, que nos arroja la minería.