LAS “PERAS MALOGRADAS” ESTAN EN TODAS PARTES

La falta de principios morales esta minando lo más profundo de nuestra sociedad, sus instituciones y hasta la familia, de allí la crisis que observamos en todo lugar de nuestro Perú.

Hasta hace unos años, las mayores deficiencias se revelaban en las entidades públicas de gran envergadura, allí la corrupción era algo censurable pero que la mayoría de peruanos veíamos distantes las malas acciones, que parecían ser fruto sólo de unas cuantas mentes maquiavélicas.

Pero hoy, la realidad nos demuestra que la corrupción e inmoralidad campea en todos lados, ya no sólo en el sector público sino también en el privado en donde supuestamente las cosas deben caminar mejor, porque aquí sus propietarios son los que cautelan sus propios intereses, pero no, allí también “se cuecen habas” y bien duras.

Así el desconocimiento o la mediocridad que caracteriza a muchos empleados públicos que ingresaron por la “puerta falsa” a las entidades del Estado y que con su pobre desempeño sólo ocasionan el fracaso de las gestiones de personajes que con el voto popular lograron convertirse en autoridades locales, regionales y hasta nacionales, sin mayor preparación para manejar los bienes del Estado, es cosa de todos los días.

Hasta cuando los políticos o quienes fungen de políticos no entenderán que la confianza depositada no es un carta blanca para hacer o deshacer (más esto último) con los bienes que pertenecen a todos, porque el Estado somos todos no sólo ellos.

En los últimos años las planillas de los municipios, gobiernos regionales y demás entidades del Estado han crecido geométricamente, algunos dirán, han crecido porque también las poblaciones y las necesidades se han incrementado, pero ello sería aceptado si los nuevos funcionarios demostraran capacidad para ejecutar nuevos programas de desarrollo o por lo menos para realizar las tareas encomendadas, pero no, la realidad nos demuestra que los menos capaces son los que ocupan los puestos y hasta con sueldos mayores a los trabajadores antiguos.

El asunto es que después de cada contienda electoral, los ganadores, se ven comprometidos a dar trabajo a quienes los apoyaron en sus campañas o los familiares de estos sin oficio conocido, con lo que se inflan innecesariamente las planillas, y con ello se incrementa el gasto público. Debido a esto es que a estas alturas del año en muchos municipios no existe el dinero suficiente para cubrir las planillas porque se hicieron contratos sin tener el sustento económico necesario y para cubrir estos desbalances hasta se mueven dineros de otras partidas, lo que significa simplemente malversación.

En el ámbito privado la situación es parecida, un ejemplo de ello, son las universidades privadas, en donde se contrata como docentes no a profesionales altamente calificados para que los estudiantes reciban una educación de primera, a diferencia de la que pudieran recibir en una universidad pública, en donde la enseñanza es casi gratuita. Pero no, al igual que en el sector público, se facilita el acceso de profesionales mediocres, cuya única garantía es ser hijos de cierto docente o administrativo, o amigo del actual rector, vicerrector o decano tal, es decir, más mediocres para malformar a los profesionales del mañana.

En tanto los estudiantes al recibir tan malos ejemplos como: docentes que además de ingresar por la “puerta falsa”, llegan tarde, no revisan bien los exámenes, enamoran a la secretaria y favorecen con las notas a sus familiares; en vez de defender los derechos de sus similares, cuando llegan al Tercio Estudiantil, aceptan regalitos para votar por determinado candidato al Decanato de Facultad o al Rectorado, sentando así las bases, para en un futuro no lejano, ser beneficiado con unas horas en alguna cátedra.

Así está nuestra sociedad, en donde ya no se necesita quemarse las pestañas para lograr un título ni acumular años de esforzado trabajo para alcanzar una jefatura o gerencia; sino sólo es necesario “subirse al carro” del que tiene poder para conseguir un puestito, aunque no se tenga una pisca de experiencia.

Así nuestra sociedad va de mal en peor rumbo al descalabro total, y la falta de ética, moral viene desde la debilitada familia, cédula básica de la sociedad. Hoy, los hogares disfuncionales cada vez son más y los hijos al ver que sus padres incumplen con brindarles protección, amor y seguridad, optan por abandonar la escuela, ser parte de las “peras malogradas”, engendrar hijos temprana e irresponsablemente, para que sus historias se repitan y con mayor crudeza.

Esa es nuestra Sociedad Peruana, lamentablemente, hasta que nosotros mismos decidamos cambiarla.

Comentarios

Entradas populares de este blog

“MENELIK” EL GLADIADOR INVENCIBLE

DESPUES DE 194 AÑOS DE SU MUERTE, MELGAR AUN NO DESCANSA EN PAZ

¿DE QUE COLOR ES NUESTRA BANDERA?