LA INGRATITUD DE LAS EMPRESAS PERIODISTICAS
Un pecado que parece ser común en
las empresas periodísticas, es la ingratitud a sus periodistas y trabajadores
en general , que hicieron posible su supervivencia a través de los años; y esto
se pone en evidencia cuando celebran un aniversario más de existencia.
Hace unas horas, el diario Correo
de Arequipa, perteneciente al Grupo EPENSA, cumplió 50 años de circulación en
la Ciudad Blanca y como era lógico se realizaron una serie de eventos para
celebrar tan especial aniversario que pocos medios de comunicación escritos
pueden llegar a celebrar, en estos tiempos de dura competencia.
La celebración más importante fue
hace unos días en la histórica y monumental Casa del Moral, allí se ofreció un cóctel
a las principales autoridades de la Región, notándose claramente la ausencia de
los trabajadores del diario Correo (sólo asistieron 2 reporteros gráficos y una
redactora para escribir la nota que debía necesariamente dar cuenta del
hecho). La razón, según nos enteramos es
que no fueron invitados. Y en el video que se presentó para resumir los 50 años
de historia, sólo se citaron a los directores, más no a los periodistas que
entregaron parte de su vida en la búsqueda de la noticia para su difusión, y
mucho menos a los otros que complementan el trabajo y sin los cuales no es
posible la culminación de una publicación.
Así de ingratos fueron los
organizadores y dueños de EPENSA, pero ellos no son los únicos, porque el Grupo
la República, también cada año cuando celebra un aniversario más, ya sea de la publicación
nacional o regional, en los suplementos conmemorativos, sólo menciona a su
fundador, a sus gerentes y a veces a los actuales editores, y de los que
pasaron por sus salas de redacción, edición, impresión etc., nada.
También hace 8 años, cuando el “Decano
de la Prensa del Sur” , el diario El Pueblo, celebró sus Cien Años, igual de
mezquinos fueron sus directivos y propietarios, sólo recordaron a los ex directores
y a su plan jerárquica actual, más nada de aquellos que entregaron parte de su
vida , dejando de lado a su familia, para laborar días festivos, a veces sin
probar alimento y hasta altas horas de la noche para lograr que al día siguiente
saliera una nueva edición del diario, que fue por años su segundo hogar.
Ciertamente, los medios impresos
son los primeros en registrar la historia de la humanidad, pero en ellos se
cumple aquel viejo refrán: “En casa de herrero, cuchillo de palo”.
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