POR LA EQUIDAD, IGUALDAD DE LA MUJER Y CONTRA LA VIOLENCIA


A propósito de conmemorarse este 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer establecido en homenaje a  la lucha de la mujer por su participación, por la  igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona, es bueno reflexionar sobre cuantos problemas y conflictos se hubiera ahorrado el Mundo, si desde siempre se hubiera dado un igual trato tanto a varones como damas.
La primera conmemoración fue el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y suiza, extendiéndose su convocatoria a numerosos países. En 1977 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el 8 de marzo como “DÍA INTERNACIONAL POR LOS DERECHOS DE LA MUJER Y LA PAZ INTERNACIONAL”.
Pero menos de una semana después, el 25 de marzo, más de 140 jóvenes trabajadoras, la mayoría inmigrantes, murieron en el trágico Incendio en la fábrica de camisas de Nueva York. Este suceso tuvo grandes repercusiones en la legislación laboral de los Estados Unidos, y en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer se hizo referencia a las condiciones laborales que condujeron al desastre.
A lo largo de la historia, la mujer ha tenido que desarrollar intensas luchar por lograr un trato igualitario, su derecho al sufragio, por su incursión en el plano político; así como en la defensa de sus derechos laborales. Y cuánto tiempo nos hubiéramos ahorrado las sociedades y cuantos procesos judiciales se hubieran evitado si los humanos fuéramos más pragmáticos, más justos y equitativos en nuestro actuar.
Un compañero de trabajo, me pregunto y no hay “Día Internacional del Hombre”, si ya existe desde hace 13 años y es el 19 de noviembre, le dije. Pero al parecer, pasa desapercibido porque los varones, si bien también destacan en todos los campos, pero a ellos mismos son conscientes que no les ha costado nada tener acceso a los diferentes derechos ciudadanos porque desde que se dieron, ellos fueron los primeros en gozarlos.
En cambio  la mujer tuvo que pelear muy duro hasta  por su derecho a la educación, porque como se sabe en el campo el único que tenía derecho a estudiar era el varón y, hasta hace 50 años, eran pocas las mujeres que seguían estudios superiores y sólo en ciertas profesiones, mientras los puestos laborales para nosotras era generalmente de mando medio. Pues, ese entonces no se hablaba de equidad de género y la discriminación era normal.
Las mujeres de mi generación, vivimos nuestra juventud en medio de grandes cambios que hasta conmocionaron nuestra sociedad mistiana, sumamente conservadora hace 40 años, nosotros estudiamos en un colegio viril tradicional, que al convertirse en mixto desató intensos debates y hasta huelgas porque se pensaba que su prestigio iba decaer con la presencia de alumnas; asimismo, recordamos que cuando estábamos en la secundaría por primera vez se admitió mujeres en el Servicio Militar no acuartelado y la gente acudía a los desfiles para verlas como si se tratarán de bichos raros, también a fines de la década del 70 se abrió la Escuela Femenina de la Policía Civil del Perú, tema que estuvo en la agenda de los medios durante meses, pues se difundió: el ingreso, la formación y egreso de las primeras policías mujeres como si se tratada de una hazaña y muchos dudaban que ellas pudieran desempeñar su función.
Hasta hace una década, la conformación de las listas para las elecciones nacionales, regionales y locales era libre, pero ante la escasa presencia fémina se tuvo que ser corregida por ley, a fin de que los partidos políticos y movimientos incluyeran a mujeres sus listas de candidatos.
Para este año, el tema del Día Internacional de la Mujer 2013, está centrado en el tema de la VIOLENCIA CONTRA LA MUJER  por eso el lema es: “UNA PROMESA ES UNA PROMESA: MOMENTO DE PASAR A LA ACCIÓN PARA ACABAR CON LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES”.
Y esto nos debe conducir al compromiso de trabajar por disminuir la ola de violencia que azota nuestro país, preocupándonos por dar calidad de tiempo a nuestros vástagos, por criar a nuestros hijos de manera pacífica con cariño y disciplina, enseñándoles a ser buenos ciudadanos; y a través de las instituciones desarrollar una gran tarea de concientización y orientación a niños, jóvenes, para enseñarles a ser más pacientes y tolerantes con los demás; y a los  padres jóvenes inducirlos a ser más responsables y a no incurrir en los mismos errores que cometieron sus padres.
Pues, sólo con el esfuerzo y participación de todos hombres y mujeres podremos disminuir los índices de violencia y lograr una sociedad más tranquila.
¡FELIZ DIA A TODOS!

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