¿HASTA QUE EDAD DEBE ENSEÑAR UN DOCENTE UNIVERSITARIO?

 


Según nuestros “padres de la patria”, quizás los menos eruditos para opinar en esta y otras materias, los docentes universitarios pueden trabajar más allá de los 75 años. Pero la realidad nos da pie a muchas dudas, sobretodo en estos tiempos en que los conocimientos, la ciencia y las tecnologías avanzan a paso agigantado; peor aun cuando no todos los catedráticos ingresaron a laborar con los méritos suficientes o por la “puerta grande”, y  más aun si las nuevas generaciones sienten poco o ningún apego a lo antiguo, ¿será conveniente esta medida?

Es probable, que ni los estudiosos del cerebro humano, podrían establecer con claridad ¿Hasta qué edad un profesional con los méritos suficientes puede ejercer la docencia universitaria? Pues hay casos y casos. Viejos con mucha lucidez y jóvenes desmemoriados hay en todos lados. El envejecimiento físico y mental no se da igual en todas las personas, pero si a casi todos los de mi generación, a puertas de sumar 6 décadas de vida, ya padecemos de una serie de males y nuestra memoria no es la misma de hace 20 o 30 años atrás, por más que mantengamos la costumbre de leer y actualizarnos todos los días; entonces como se sentirán los mayores de 70.

Conozco a varios docentes universitarios que dicen terminar completamente exhaustos tras una jornada de clases presenciales con 30 o más alumnos, quienes mantienen la vista en sus celulares casi todo el tiempo y son poco comunicativos. En tanto, quienes hacen clases virtuales no saben si los alumnos están atentos o sólo es el celular o la Tablet quien sigue la exposición.

En los tiempos antiguos, con muchísimas menos complicaciones que en los tiempos actuales, los ancianos  eran considerados los sabios de la comunidad, y los jóvenes admiraban a los mayores por su sabiduría. El gran filósofo Sócrates, cuyas ideas tienen aún vigencia,  vivió lúcido hasta los 71 años, hubiera dado más sino lo hubieran envenenado por no  reconocer a los dioses atenienses y corromper a los jóvenes; mientras que su discípulo Platón vivió hasta los 80 impartiendo  sus enseñanzas en la Academia de Atenas.

De hecho que aún hay gente que a los 80 puede aportar mucho, pero son casos raros, pero también es cierto que los jóvenes de hoy, viven buscando la última versión de todo y menosprecian lo antiguo.

Por otra parte, cada vez afecta mas a la humanidad, la disminución de la vista y audición por el uso prolongado de pantallas y audífonos, el incremento del Alzheimer y hasta entre las secuelas del Covid, figura la disminución de la memoria en las personas, lo que contribuye a su envejecimiento.

Si bien la norma contempla una evaluación continua de los docentes universitarios, la pregunta aquí es ¿hasta qué punto esta será efectiva? Las evaluaciones de los alumnos que ya se realizan determinan realmente si sus docentes deben continuar enseñando o es más fuerte es la presión de los gremios para mantener a sus docentes en sus puestos?

Ahora habrá docentes honestos capaces de decir hasta aquí llegue y me jubilo para no caer en desgracia ante mis alumnos? Son muchas las interrogantes y el debate debe seguir por el bien de la formación académica pues con esta decisión del Congreso Peruano, como en la modificación de la estructura de la SUNEDU, tal parece que en vez de avanzar estamos retrocediendo en la formación universitaria.

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