A MI MAESTRA CON CARIÑO Y GRATITUD

Después de varios años pudimos nuevamente abrazar y besar a la mujer y maestra, que nos enseñó a leer y escribir, pero por sobretodo nos educó con mucho amor y paciencia, nos referimos a la Señorita (como la llamábamos en ese entonces), Prof. Julia Elena Bueno Viuda de Bernedo. A quien un grupo de las que fuimos sus exalumnas visitamos en su domicilio, para compartir gratos momentos y recordar nuestras vivencias escolares. Pues hace casi 50 años, una cuarentena de niñas y adolescentes, terminamos la primaria en una escuela fiscal, como se llamaba antes a los centros educativos estatales, era la Escuela N° 41020 – IV Centenario, ubicada en la calle Leticia N° 127; antes funciono en la calle 15 de Agosto con el número 9643. Allí nosotras iniciamos nuestra formación ingresando en 1969 a Transición y conformamos la primera promoción de esa escuela que concluyo los 6 años, gracias a las gestiones que hizo nuestra maestra y Directora del Plantel para que nos trasladaran a un local más amplio en donde pudieran funcionar todos los grados de primaria. Creemos que todos los reconocimientos quedan cortos para agradecer su entrega y tesón con el cual laboró en el magisterio, nuestra maestra Julia Elena Bueno, era una profesora que muy pocas veces se enojaba, pues enseñaba con paciencia y didáctica suficiente a todas sus alumnas, a quienes respetaba y hasta trataba de usted, a pesar de que solo éramos unas niñas inquietas de pocos años. Pues el respeto se gana con respeto. Mi maestra no dudaba en invitar su refrigerio a la alumna que no llevaba nada para comer en el recreo, y de comprender las limitaciones económicas de algunas alumnas que no podían llevar todos los útiles; así nos enseñaba a compartir el libro de lectura o enciclopedia con la compañera. Recuerdo que el primer día de clase, cuando temerosa ingrese a la escuela y no me animaba a jugar ni hablar con nadie, ella me cogió de la mano y me integro al grupo de mi aula. Por eso, con un grupo de compañeras decidimos visitar a nuestra Señorita Elena, quien a puertas de cumplir 97 años, nos saludó y abrazo aun cuando la memoria ya no le ayuda a recordar bien quienes somos. Pero ella sigue siendo la misma, durante la visita no dejo de preocuparse por que todas nos sirviéramos lo que su familia había preparado, agradeció los obsequios y según dijeron sus hijos, ella a pesar de su edad no deja de leer algo cada día, por tanto, esta descontado que leerá uno de mis libros que le lleve. Para mi será el mejor premio. Durante la reunión, celebramos por anticipado su cumpleaños que será el 22 de mayo, también recordamos muchas vivencias y anécdotas como los paseos a Las Peñas de Socabaya y al Puerto de Matarani, que realizamos en quinto y sexto grados; el primer desfile escolar en que participamos por la Avenida Independencia con ocasión de Fiestas Patrias; cuando bailamos el “San Juanito” en un festival de danzas escolares realizado en el Coliseo Arequipa, para esto ensayamos varias semanas y la danza la volvimos a repetir en la formación de la escuela el lunes siguiente, así como el día de la clausura. Recordamos, a las compañeras ausentes y a las demás profesoras cada una con sus peculiaridades, la mayoría de las cuales ya no están en este mundo; pero no nos cansaremos de agradecer a Dios por permitirnos conservar a nuestra Maestra a quien hoy pudimos volver a ver en el año en que celebramos las “Bodas de Oro” de haber concluido nuestra primaria, una de las mejores etapas de nuestras vidas.

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