MERCADILLOS CON LAS HORAS CONTADAS

Cerca de 100 mercadillos o centros comerciales que funcionan en Arequipa están con las horas contadas no sólo porque podrían ser cerrados por los órganos de Defensa Civil, al no reunir las mínimas condiciones de seguridad para funcionar sino porque en unos meses más empezaran a operar varios hipermercados, cuya cómodas y modernas instalaciones así como ofertas atraerán fácilmente a los compradores.
Esta evolución comercial quita el sueño a los comerciantes que se iniciaron en la actividad a fines de la década del 70, cuando retorno el sistema democrático y se dieron las condiciones para el ingreso por la frontera del sur de mercadería de contrabando proveniente de China y Japón. En aquel entonces miles de personas provenientes principalmente del departamento de Puno encontraron una solución a sus problemas económicos dedicándose a la venta de diferentes artículos en las calles céntricas de la Ciudad Blanca.
Como se recordara arterias como: San Camilo Piérola, Deán Valdivia y especialmente por el Parque Duhamel eran un “mercadillo persa” por la cantidad de vendedores que ofrecían desde ropa hasta electrodomésticos; y en días previos a Navidad el caos se expandía a otras calles adyacentes impidiendo el tránsito vehicular.
A fines de los ochentas, el ex alcalde Luis Cáceres Velásquez decidió erradicar el comercio ambulatorio del centro de la Ciudad, con el uso de la fuerza; fueron varios días, semanas y hasta meses en donde era común ver a la Policía Municipal y Guardia Civil armados con varas, gases lacrimógenos y el Pinochito (Vehículo que lanzaba agua no siempre limpia) dando vueltas durante todo el día para expulsar a los vendedores que se resistían a ser ubicados en el ex Penal de Siglo XX. Hasta que por fin esto se logró un 4 de setiembre de 1989, tras una dura jornada que concluyó con varios heridos.
Al poco tiempo este recinto resulto pequeño y nuevos ambulantes se apoderaron de la calle Siglo XX , para entonces ya estaba concluida la avenida Andrés Avelino Cáceres que unía el nuevo Terminal Terrestre con la avenida Daniel Alcides Carrión, a sus costados todavía florecía una verde campiña de la que hoy ya no queda casi nada. Porque al Burgomaestre Cáceres Velásquez se le ocurrió trasladar allí a los informales de Siglo XX, quienes otra vez se resistieron a ser reubicados aduciendo que Avelino Cáceres estaba muy lejos del centro de la Ciudad y que la gente difícilmente iría a comprar allí. Finalmente por la fuerza o la razón cedieron y convirtieron una zona pacífica y oxigenada, en lo que es hoy, un área altamente congestionada y contaminada.
Pero los comerciantes que no fueron a la plataforma de Andrés Avelino Cáceres, formaron asociaciones y adquirieron casonas en Siglo XX, San Juan de Dios, La Merced y en otras calles, para derrumbarlas y levantar los centros comerciales que hoy existen, compuestos de varios pasadizos angostos con pequeños stands en donde a las justas cabe parte de la mercadería y el vendedor sólo dispone de un espacio mínimo para estar sentado o de pie. Por tal estrechez los artículos son expuestos en los pasillos y el público para transitar por ellos tienen que avanzar de costado o agachado.
Pese a esto, la gente acude a comprar a los mercadillos y sus propietarios durante años han logrado hacerse de un capital que les ha permitido adquirir propiedades y más puestos en el mismo u otro centro comercial, muchos hasta contratan empleadas para que vendan sus mercaderías (claro que los salarios son de apenas 150 o 200 Soles por 10 o más horas de labor), pero poco han invertido en modernizarse.
El grave error que cometió la Municipalidad Provincial de Arequipa, fue permitir construcciones con tales características que ahora impedirán a sus propietarios competir con los modernos y lujosos megacentros que se abrirán muy pronto en nuestra Ciudad, que sin tener la envergadura de los grandes moll existentes en Estados Unidos, en donde uno puede pasarse todo un día recorriéndolos, pero serán lo suficientemente llamativos para atraer a compradores y curiosos que aún sin dinero en el bolsillo para comprar serán felices sólo recorriéndolos para deleitar la vista y recogiendo algunos folletos.
El problema de los miles de comerciantes de los actuales centros comerciales existentes no sólo se solucionarán comprando extinguidotes, distribuyendo mejor sus cables eléctricos, construyendo rampas, mejorando los pisos y servicios higiénicos para superar las inspecciones de Defensa Civil; no, tendrán que pensar en invertir mucho para modernizar completamente sus mercadillos, asociarse para adquirir mercadería en gran escala y poderla ofrecer a precios similares a los de los hipermercados. Además tendrán que apelar a las técnicas de mercadeo, hacer publicidad dar ofertas y hasta culturizarse para no ofrecer el trato displicente que hasta ahora dan muchos comerciantes a sus clientes, a quienes niegan mostrar un producto, si es que no van a comprar, o el cambio de un artículo defectuoso. Esta conducta tendrá que cambiar si no quieren perecer aplastados por la competencia.
Los conductores de los centros comerciales tendrán que luchar muy duro por su trabajo, ahora más convencidos por la razón que por la fuerza; en tanto, nosotros los consumidores, agobiados por la crisis económica buscaremos la calidad al menor precio para seguir sobreviviendo.



Comentarios

Katy ha dicho que…
Estimada periodista:
Le escribo con relación a la columna escrita por Ud. y publicada en el semanario Vista Previa del día 12 noviembre del presente año, donde toca el tema de los mercadillos que según su opinión corren el riesgo de ser desaparecidos del mapa comercial por la inminente presencia en el mercado de las megatiendas y centros comerciales en nuestra pequeña (en el sentido comercial y geográfico ) pero siempre en expansión Arequipa.
Con respecto a ello debo decirle lo siguiente: he sido testigo de excepción del interesante fenómeno de gestación de estos mercadillos (quien le escribe es hija de quien fue un comerciante ambulante) desde su aparición como tal en el parque Duhamel, su violento desalojo y re ubicación en el ex penal y su posterior establecimiento en las casonas de la Av. SigloXX donde hasta hoy funcionan. No quiero ahondar en detalles biográficos plagados de recuerdos infelices y de gratificantes conquistas de aquella etapa, donde si bien es cierto, estos comerciantes desarrollaban su actividad al margen de la ley, los golpes, las amenazas y los chorros de agua les hicieron comprender que el progreso radica en la capacidad de adaptación. Por ello los ayer comerciantes ambulantes, son los formales empresarios de hoy.
No deja de tener razón cuando Ud. describe la características de estos mercadillos donde algunos síntomas de informalidad persisten pese a haber superado muchos aspectos que desmejoraban su imagen, ni cuando sostiene que se ven amenazados por la migración de los consumidores hacia los novísimos y despampanantes centros comerciales; coincido con su opinión. Pero discrepo con su augurio.
Esta etapa no es mas que una de las muchas que habrán de enfrentar estos pequeños empresarios, etapa que vuelve a poner a prueba esa capacidad de adaptación que les ha permitido subsistir hasta hoy y que (estoy segura) los empujará a superarse, haciendo uso de las nuevas herramientas que el moderno y tan mentado marketing brinda y que los grandes capitales dominan. No es la primera vez que esta cepa de comerciantes ven amenazada su actividad y ya han empezado a lanzar los primeros fuegos de esta dura, desigual pero estimulante batalla por el mercado arequipeño; para muestra: un botón. Le dejo el dato que los tres mas importantes mercadillos de la Av. Siglo XX (Don Ramón , San Rafael e Internacional) han contratado asesores de marketing y publicidad y están organizando un evento que promete llamar la atención de los compradores y especialmente compradoras de nuestra ciudad, estoy hablando del AREQUIPA MODA FASHION 2007, será el sábado 1ro de diciembre a partir de las 4:30 p.m. y tendremos la oportunidad de ver en forma gratuita las últimas tendencias de la moda para este verano 2008, además de apreciar una puesta en escena de nivel profesional que no tendrá nada que envidiar a cualquier evento similar organizado por alguna de las megatiendas de capitales foráneos; porque esta actividad esta hecha por manos arequipeñas.
Son pues los resultados positivos de la competencia a la que ningún comerciante de la Av. Siglo XX se corre y que por el contrario los estimula a tomar iniciativas frescas y creativas como ésta.
Mucho hay que mejorar y ellos son concientes de aquello y estan trabajando en ese sentido, pese a que no gozan de algunos engreimientos tributarios que los llamados mega algo, y tampoco tendrian porqué; para ellos todo ha sido siempre cuesta arriba, quizá eso los hizo fuertes.
Finalmente quiero contarle un singular detalle, muchos comerciantes recuerdan que el día que se inauguró Saga, los pasillos del Siglo XX estuvieron desiertos y los desanimados vendedores se miraban las caras con angustia. Luego de algunos meses esos clientes retornaron a los mercadillos con una idea en común: "...los intereses del crédito son abusivos...", prefirieron las ventajas de la compra al contado. Pero a mi me deja además una conclusión y es que el arequipeño tiene sus propias características de consumo y éstas probablemente se encuentren entre lo novedoso, interesante y llamativo que ofrecen los Sagas y compañía y la variedad y el precio de los mercadillos. Definirlo será trabajo de los marketeros... que dura tarea.
Agradeciéndole la atención prestada aprovecho para felicitarla por sus siempre interesantes artículos.

Atentamente

Katia Elena Chavez Vallejo
dni 29730843

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