LA INFORMALIDAD PARTE DE LA AUTORIDAD

Las normas se han hecho para cumplirlas y de acuerdo a la Constitución Política del Estado, Art. 2, Inc. 2º, todos los peruanos somos iguales ante la ley, no por el hecho de ser autoridad se está exonerado de cumplir con ciertas reglas. Además cuando se ejerce soberanía o mando para lograr el respeto de los subordinados o gobernados, es necesario dar ejemplo de virtud y cumplimiento, de lo contrario se fomenta el desorden, la irresponsabilidad y la propia autoridad se arriesga a ser ofendida.
El incidente ocurrido hace unos días, en la Comisaria de Ciudad Mi Trabajo, en donde la protagonista principal fue nada menos que la esposa del Alcalde Provincial, a quien la Policía detecto sin portar los documentos de ley para conducir (SOAT, brevete y permiso actualizados para tener auto con lunas polarizadas) pone de manifiesto el exceso de confianza en el poder que ostentan ciertas autoridades, que les hace creer que pueden infringir las normas sin que nadie les pida cuentas por ello. Igualmente, deja en claro que la Policía no mide a todos con la misma vara ni es inflexible al momento de aplicar una sanción.
De hecho que este no es el único caso, con seguridad que por las calles de Arequipa, del Perú y del Mundo, circulan y viven decenas de autoridades y sus familiares cercanos sin los documentos de ley, sin pagar los impuestos que si obligan abonar a los demás ciudadanos; gozan además de beneficios indebidos como el pago de servicios y viáticos que deberían ser asumidos por ellos mismos y no por sus Estados, todo esto gracias a la indiferencia de quienes deberían fiscalizarlos.
De otro lado, para nadie es desconocido que autoridades y funcionarios de las diferentes reparticiones del Estado, utilizan los vehículos y el combustible de sus dependencias públicas, para sus fines particulares y hasta partidarios/políticos, la mayoría aprovecha que las unidades motorizadas no cuentan con logotipo de la institución o que las lunas polarizadas no permiten ver quienes viajan dentro de ellas. De allí la importancia de exigir que todos los vehículos del Estado lleven las identificaciones correspondientes, a fin de que los ciudadanos puedan denunciar el uso indebido de los mismos.
Asimismo, hasta cuándo van a circular ambulancias de centros de salud y municipios sin placas de rodaje, cuántas veces hemos visto a estos vehículos que debieran sólo salir en casos de emergencia, trasportando personal o sirviendo de Courier, es decir, se usan carros con camillas y oxigeno para distribuir correspondencia.
Algunos municipios, como es el caso de la Comuna Provincial, coloca en sus unidades una placa con sus iniciales MPA y un número de 3 dígitos; y la Policía Nacional también hace algo parecido, preguntamos ¿Esto es legal?, ¿Con ésta denominación pueden adquirir el SOAT y responder ante la ocurrencia de un accidente?
En las entidades públicas es de norma que se designe a un chofer para el manejo de cada unidad, el que debe ir siempre identificado con su fotocheck; sin embargo, esto no se cumple sobretodo en varios municipios distritales, ya que los fines de semana y fuera del horario de atención tales vehículos son manejados hasta por familiares de los burgomaestres e incluso salen de sus jurisdicciones sin justificación debida.
Por otra parte, las autoridades son las primeras en no respetar las zonas rígidas, todos vemos a diario como frente de las Comisarias de Santa Marta y Palacio Viejo se estacionan los vehículos chocados y de la propia Policía; y ni que decir de la cuarta cuadra de la calle La Merced, ésta es ocupada durante toda la mañana por las unidades del Ministerio Público, cuando tales vías son zonas prohibidas para el estacionamiento.
Estas acciones irregulares sólo quedarán en evidencia el día en que ocurra algún incidente, dado que no existe ni regidor, ni consejero capaz de fiscalizar y menos denunciar los aprovechamientos que realizan las malas autoridades.
Si el que gobierna quiere ser respetado, debe ser el primero en acatar las normas; y tiene que entender que cuando se ejerce un cargo público todas las miradas recaen en él, pues quiéralo o no, su vida es pública y su mundo privado sólo se limita al espacio comprendido de la puerta de su casa hacia adentro. Sus familiares si lo aprecian realmente deberían apoyarlo con acciones correctas. Total los bienes materiales se compran con dinero que para eso existe; pero el honor y la dignidad no tienen precio ni se compran en cualquier esquina.

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