25 AÑOS DE CAMINAR POR EL PERIODISMO

Llegar a los 25 años de ejercicio profesional implica una necesaria evaluación y recuento de lo hecho y dejado de hacer; no soy de las personas que se arrepiente de lo realizado, pues siempre fui de la idea de “A lo hecho, pecho”; pero si tuviera el don de retroceder el tiempo, definitivamente que haría mucho más y aprovecharía mejor el tiempo que, ahora sé como vuela y no retorna jamás.

Si bien para un niño o joven 25 años son bastante tiempo, para quien ya los vivió y se acerca a duplicarlos, 25 años son sólo una parte de la vida que pasan rápido; recuerdo como si fuera ayer cuando, un 20 de enero de 1986 inicié mi labor periodística con otros periodistas jóvenes, aún estudiantes de Periodismo de la Católica de Santa María, que deseamos producir nuestro propio noticiero. La emisora elegida fue Radio Fidelidad, la primera en Frecuencia Modulada que se trasmitió en Arequipa.

De lunes a viernes madrugábamos: Carlos Enríquez, Patricia Congona y yo, para leer titulares y las notas que nosotros mismos elaboramos el día anterior. Ello implicaba un ejercicio físico previo, pues para llegar a la radio ubicada en el sétimo piso de Galerías Gamesa, teníamos que subir las escaleras (200 escalones aprox.), el ascensor sólo funcionaba a partir de las 9 horas.

La experiencia fue buena, pues aprendimos a producir solos un noticiero y hacer algo de locución. Lamentablemente por problemas familiares (mi madre falleció) tuvimos que buscar un trabajo remunerado que nos permitiera sobrevivir y estudiar al mismo tiempo. Meses después realizamos nuestras prácticas pre profesionales en Radio Aeroestereo con Rosa Aurelia Krüger, con ella preparábamos las notas que luego eran leídas por los locutores de la emisora.

Posteriormente, fuimos aceptadas, en la Oficina de Comunicación e Información de la Universidad Católica de Santa María, para las prácticas pre profesionales en el área de prensa institucional, en esa ocasión con Silvana Núñez, apoyamos las actividades programadas por las “Bodas de Plata” de la UCSM. Justamente nuestra Promoción la tercera del fenecido Programa Profesional de Periodismo, cumple este 2011 veinticinco años y por ende nuestra Alma Mater cincuenta.

Recuerdo que editamos tres ejemplares de un boletín institucional tamaño A5 de 12 páginas c/u utilizando la tecnología de la época, el stencil; además redactábamos notas de prensa que eran enviadas a los medios, previa revisión del titular del titular de Prensa Fernando Sotomayor y Torres. Pero como siempre existe una vez, una nota por falta de tiempo no la revisó con detenimiento y se envió a los medios, en ella el titulo era: “Tsunami en Católica, remueven a varios jefes de departamentos”. A causa de esta información hubo efectivamente un remezón en la institución.

Concluidos nuestros estudios, nos fuimos a trabajar como redactora de locales al diario El Pueblo, allí laboré 11 años, tiempo durante el cual disfrute y conocí en toda su magnitud el periodismo; las amistades cosechadas en ese tiempo fueron muchas, no sólo de colegas del medio, sino también con autoridades y hasta políticos que por aquellos años (1986-1997) eran menos peligrosos y más confiables que ahora.

El trabajo periodístico cuando es asumido con responsabilidad permite al que lo ejerce conocer a profundidad la problemática y ayudar al lector a informarse correctamente de los hechos para la formación de su propia opinión y expresarla convirtiéndose en un ente activo. Ese fue el motor que nos movió en aquellos años; en que nuestra juventud no ponía límites al tiempo, ni al hambre, pues para cumplir nuestras jornadas de trabajo no pocas veces nos quedamos sin almuerzo y restamos horas al descanso para viajar algún lugar alejado, retornando cansados pero ansiosos por redactar nuestros informes que debían publicarse si o si al día siguiente.

Las anécdotas sobran y sería muy largo contarlas, algún día se las compartiremos a modo de novela, así como nuestras experiencias en el Gran Sur de la República, nuestro siguiente centro de labor en donde permanecimos 5 años, desempeñando los cargos de redactora de policiales, locales, Jefe de Informaciones y finalmente Editora Regional.

Tremenda responsabilidad fue editar cada día un impreso dependiente de una edición nacional caracterizada por sus investigaciones sobre irregularidades y actos de corrupción en una época marcada por la huella de Fujimontesinismo. En esos años, casi no dormimos, había que permanece alerta las 24 horas de los 365 días, para que no se nos pase ninguna información importante.

A causa de algunas publicaciones sobre temas que fueron portadas y versaban sobre irregularidades en el sector público, tuvimos que confrontar más de un proceso judicial o querella, de los cuales felizmente fuimos absueltos al comprobarse que no hubo interés difamatorio tan solo el de buscar la verdad y denunciar lo incorrecto.

¿Existe un lugar en dónde Ud. no estuvo?, me preguntó hace poco un joven colega, cuando le compartí algo sobre mis experiencias laborales. Efectivamente en 25 años, se camina mucho y por varios lares. Así mientras laboraba en el diario El Pueblo fui convocada para dictar algunos cursos y talleres en la Escuela de Periodismo “Jaime Bausate y Meza”, entidad con rango universitario en donde mi experiencia como docente duró 3 años y medio, me hubiera gustado continuar enseñando en alguna universidad, pero el destino no lo quiso.

Gracias al Periodismo pude traspasar las fronteras de mi país y conocer otras realidades; en dos oportunidades fui becada, la primera por CIESPAL para un curso de producción de espacios radiofónicos sobre temas ecológicos en Quito – Ecuador; y la segunda concedida por la AID para realizar estudios de Periodismo escrito en la Universidad Internacional de la Florida, esto incluyó participar en la Cumbre de la Américas de 1994.

Después de la República, dada las pocas alternativas comunicaciones rentables en Arequipa decimos ser independientes y tras conversar con el director de un nuevo semanario que recién emergía con informes moralizadores en la Ciudad Blanca, decidimos escribir mensualmente una columna de opinión en Vistaprevia. Los bríos para analizar los desatinos de los gobernantes nacionales y locales duraron cerca de tres años, hasta cuando alguno de nuestros comentarios no fueron publicados porque, según nos enteramos, afectaban los intereses económicos del propietario de la publicación. Entonces decidimos no escribir más, salvo para nuestro propio blog, en donde el único tamiz es nuestra conciencia.

Asimismo, retomando nuestra inclinación inicial a lo largo de nuestra trayectoria profesional, conducimos junto con otros colegas espacios informativos y de análisis en varias emisoras: Continental, Hispana, 1190, Líder y Libertad en donde aún persistimos, para no perder la costumbre, apoyando a Walter Castillo Chávez en la conducción del programa que se emite los sábados de 7 a 9 de la mañana.

La verdad que el periodismo es muy noble para quien lo abraza imbuido de idealismos y sueños de libertad; pero es poco comprendido e ingrato para quien intenta luchar contra la corriente fortalecida cada vez más por los “mercaderes de la noticia que cobran sin escrúpulos por cada comentario favorable a alguna autoridad o por simplemente callar la pobredumbre que brota de gestiones oportunistas; y es miserable como fuente de ingresos, porque son pocos los que pueden llamar sueldo al pago que reciben de sus medios, pues la mayoría sólo recibe propinas y es contratado mientras es joven; y desde luego hay quienes mantenemos firmes nuestros principios y trabajamos sólo por “amor al arte.

Felizmente, hoy podemos respirar tranquilos y no dependemos del Periodismo para vivir, porque desde hace unos meses recuperamos el trabajo en una entidad pública del cual fuimos extraídos injustamente, y cuyas vivencias formarán parte de otra historia más adelante.

La foto nos retrotrae a 23 años atrás, cuando acudimos al antiguo Aeropuerto de Arequipa, donde se ubica la Base Aérea Nº 3, para entrevistar al Mandatario de aquel entonces Alan García Pérez , que llegó para evaluar los daños ocurridos en la Av. La Marina por el desborde del río Chili. El gobernante al igual que ahora en aquella ocasión tampoco fue muy accesible con la prensa mistiana.