¿CATÓLICA? MEJOR SÓLO CRISTIANA


A cambio de tanta sumisión al catolicismo, ¿qué obtendrán las universidades? Simplemente Nada

En torno a los intereses de la Iglesia Católica sobre las universidades que llevan en su nombre la palabra Católica, como es el caso de la Universidad Católica de Santa María, como integrante de dicha grey y exalumna de la citada casa superior de estudios me atrevo a precisar lo siguiente:

Si de acuerdo al Código de Derecho Canónico toda universidad católica debe mantener una estrecha relación con la iglesia de la cual derivan la fidelidad al mensaje cristiano y a la autoridad magistral de la iglesia, entonces ambas entidades deben demostrar ser seguidores leales del mensaje y enseñanzas de Cristo, es decir , deben practicar la humildad y la entrega a los demás, amar al próximo como así mismo; lo que significará dar educación gratuita a quien realmente la necesita y no buscar el lucro ni el provecho personal y /o institucional, como se da en varias instituciones administradas por el clero.

Asimismo, según el “Ex Corde Ecclesiae”: “Los obispos tienen la particular responsabilidad de promover las universidades católicas, seguirlas, asistirlas en el mantenimiento y fortalecimiento de su identidad católica. Aquí pregunto: ¿Si los obispos no pueden siquiera mantener la buena imagen de sus miembros (pues a nivel mundial varios hacen noticia con hechos bochornosos y reñidos con la moral que cada vez alejan a los feligreses de los templos), menos podrán fortalecer la identidad católica entre la joven y rebelde población universitaria que poco o nada le interesa los cultos y la religión?

Además una contradicción se da en tal documento cuando se dice: “La enseñanza y disciplina católicas deben influir sobre todas las actividades de la universidad, respetando al mismo tiempo la libertad de cada persona…”; entonces a nadie se puede obligar a que sea católico, aunque estudie en una universidad católica.

De otro lado, se debe tener en cuenta que según la Ley Universitaria Peruana 23733, Art. 1º “Las Universidades están integradas por profesores, estudiantes y graduados. Se dedican al estudio, la investigación, la educación y la difusión del saber y la cultura, y a su extensión y proyección sociales. Tienen autonomía académica, económica normativa y administrativa, dentro de la ley”. Pero según el Congregatio Pro Episcopis, que deberán respetar las universidades católicas, éstas deberán cada 3 años informar a la autoridad eclesiástica la forma como se promueve la identidad católica: la calidad e identidad del profesorado, su enseñanza y su investigación, la formación ética y religiosa de sus alumnos…

Además como si fuera poco lo anterior, la Iglesia pide que se nombre profesores que no sólo destaquen por su idoneidad científica y pedagógica, sino también por la rectitud de su doctrina y la integridad de su vida y, con mayor razón las autoridades académicas deben ser necesariamente docentes católicos, de vida recta, íntegra y fiel al magisterio de la iglesia; es decir, si las universidades católicas aceptan el control de la grey católica, todos los ateos, agnósticos y evangélicos, así como los infieles etc. etc., tendrán que decir adiós a su empleo de docentes en tales universidades.

Y a cambio de tanto sumisión al catolicismo, ¿qué obtendrán las universidades católicas?, ¿Subvenciones para labores de investigación científica, becas para jóvenes sin recursos, premios para los mejores estudiantes, intercambios para los docentes? No, hasta el momento la Santa Sede sólo promete dar autorización para el uso de las palabras: Católica y Pontificia, es decir, nada o casi nada.

Entonces , resulta justo el rechazo de la comunidad universitaria de la Pontificia Universidad Católica del Perú y por ahora el solitario pronunciamiento del Sindicato de Docentes de la Universidad Católica de Santa María de Arequipa, al cual debemos sumarnos los egresados, estudiantes y comunidad en general para decir alto a las pretensiones de la Iglesia Católica.

Al parecer el hecho de tomar el control casi total de las universidades católicas, no es más que un esfuerzo por mantener la primacía del catolicismo por encima de las otras religiones y sobretodo tener participación en las probables utilidades que generan tales instituciones.

Y si tanto presionan la Santa Sede, el mejor camino, proponemos, será romper por lo sano, que las universidades dejen de llamarse Pontificia y Católica y en el caso de la cincuentenaria UCSM de Arequipa, está podría denominarse “UNIVERSIDAD CRISTIANA DE SANTA MARIA”, para conservar su sigla.

La salida es fácil sólo se necesita un poco de decisión.

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