LOS CHILENOS SE LLEVAN TODO Y NO HACEMOS NADA

Los peruanos en actitud totalmente pasiva seguimos permitiendo que los vecinos del sur se lleven nuestras riquezas y dinero de la manera más fácil y fresca. Los chilenos nos están ganando nuevas batallas en el plano comercial y económico, sin tener que disparar una sola bala, dada las grandes facilidades que les dan nuestros gobernantes, quienes al aparecer con un sentido muy “filantrópico”, les preocupa solucionar primero las necesidades de los extranjeros, antes que las nuestras.
Es harto conocido que la transformación comercial que vive Lima y las principales ciudades del país, entre ellas Arequipa, se debe a la invasión chilena a través de la creación de supermercados que despiertan el interés de miles de personas por sus instalaciones modernas y ofertas engañosas, porque nadie con dos dedos de frente, puede creerse el cuento de que estos centros de abastos venden todo barato y que los únicos beneficiados somos los consumidores.
Tampoco nos creemos el cuento, que por la concurrencia masiva del público a estos megacentros la economía de los peruanos está creciendo y cada vez son menos los pobres, como afirma el Presidente Alan García Pérez; pues lo que pasa realmente es que mucha gente, aún sin plata en el bolsillo, acude a Plaza Vea, Saga Falabella, Ripley, Wong, Totus etc. atraída por la publicidad y las ofertas, aunque sea sólo para mirar y tocar los productos un instante (esto es hoy otra forma de turismo interno) y otros se endeudan más allá de lo que pueden pagar utilizando las tarjetas de crédito, que también resultan ser un sueño con amargo despertar, por los cargos e intereses que encarecen la deuda más allá de lo imaginado.
De esta manera, los grandes capitales chilenos con el sudor de los peruanos crecen y crecen. Pero como si esto no fuera suficiente, los “rotitos” de a pie también sacan ventaja a costa del hambre de sus vecinos del norte, tal es así, que diariamente decenas de chilenos atraviesan nuestra frontera para llegar a Tacna, utilizar los servicios de salud y comer rico y barato (para ellos claro); en tanto que a causa de esto los habitantes de la Ciudad Heroica y los turistas nacionales tienen que pagar por un menú hasta 9 Soles, cuando en realidad debería costar 5 soles a lo mucho.
Es decir, que por todo lado los chilenos nos exprimen, siendo las ambiciones más importantes en estos días del País del Mapocho, nuestro gas y nuestros puertos, con lo cual ya prácticamente nos tendrían totalmente dominados y así como dicen que el Pisco, el ceviche, la chilemoya y varias variedades de la papa son suyas, ya también podrían decir al mundo con toda confianza que el Perú es Chileno.
Mientras tanto el generoso gobierno peruano mantiene la idea de llevar el gas por la costa (desde Pisco hasta Ilo) para exportarlo a Chile y postergar el ducto por la sierra, aún cuando existe la Ley 29129 (aprobada por unanimidad por el Congreso en noviembre del 2007) que declara de necesidad e interés público la construcción de un gasoducto desde Camisea (Cusco) hasta Puno, Arequipa, Moquegua y Tacna; incluso la propia Sociedad Nacional de Industrias a través de su presidente Eduardo Farah, ha calificado de impostergable el Gaseoducto Sur Andino para generar mayor desarrollo social del país.
Se espera que los alcaldes y presidentes de las regiones sur, que se reunirán en estos días para tratar este asunto, sean lo suficientemente inflexibles para exigir esta obra que beneficiará a cerca de 2 millones de personas de condición económica precaria, a muchas pequeñas y medianas empresas peruanas, y que principalmente permitirá generar energía eléctrica para consumo interno a menor precio y el surgimiento de plantas petroquímicas.
De lo contrario habrán demostrado una vez más su incapacidad para defender los intereses del pueblo que los eligió y que merecen ser llamados chilenos, aunque por ineptos dudo que los acepten los “amigos” del sur.
Los chilenos realmente deben estar felices de tener un vecino con tantas riquezas y al mismo tiempo tan zonzo, porque ni los gobernantes peruanos ni el propio pueblo peruano es capaz de defender lo que le pertenece. Realmente es admirable la pasibilidad de las organizaciones de base que hasta el momento no se pronuncian ni exigen la construcción del gaseoducto sur andino, están esperando sentados el 9 de julio, para realizar un paro de 24 horas o menos en reclamo de todo y nada, y para decir que cumplieron con su cuota de protestas para el presente año. Con compatriotas así para que queremos enemigos.

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