TITULOS Y CONCURSOS AL ESTILO UNSA

La Universidad Nacional de San Agustín, próxima a cumplir 180 años de existencia, atraviesa por una etapa de corrupción y desprestigio muy preocupante y que pone en duda la calidad con que se forman a los futuros profesionales y la veracidad de los títulos otorgados.
En realidad este problema no es reciente, pues la UNSA comenzó hacer crisis y su nivel académico fue descendiendo; desde los años 70, cuando en las aulas se hacía más política que investigación ( ojo que la política no es mala, pero todo exceso sí) y los grupos de izquierda, centro izquierda y derecha se disputaban palmo a palmo los muros de los diferentes pabellones incluidos los baños, para estampar los lemas y símbolos de sus agrupaciones en vez de promocionar certámenes científicos.
A comienzos de los 80 y ante el reinicio de la vida democrática en el País, la ola de protestas era imparable, cuando no estaban en huelga los administrativos, estaban los docentes en pro de mejoras salariales, o eran los estudiantes quienes salían a las calles para defender el pasaje universitario, rechazar la suba de pasajes y el costo de vida. En aquel entonces, se sabía cuando se ingresaba pero no cuando se culminaba una carrera, por eso muchos, al ver tal panorama, nos retiramos y decidimos estudiar en la Universidad Católica de Santa María, aunque ello significara trabajar y pasar una serie de privaciones a fin de cumplir con el pago de las pensiones.
Pero no fue sólo la política o mejor diéremos la politiquería la que malogró la vida de la UNSA , sino también la ambición de ciertas personas enquistadas en el poder y en su conducción y que como bien sabemos crecieron y se desarrollaron en las filas de Patria Roja. Entonces para ser docente de la UNSA había que pertenecer a ese grupo y si era desde la época estudiantil mejor, el resto pasaba a segundo plano (experiencia profesional, dominio de la materia etc.), de allí se desprende el bajo nivel académico.
Fue durante la gestión del Dr. Manuel Zevallos Vera, cuando emergió la figura de Juan Manuel Guillén Benavides, como Jefe de Planificación, un cargo un poco traído de los cabellos para un personaje que es doctor de Filosofía pero cuyos resultados llegaron a convencer en un inicio. Pues en pocos años la infraestructura universitaria creció y se modernizo a tal punto que sus gestores no dudaron en promocionarla como la ”Mejor Universidad del País”, aunque sólo fuera en el aspecto físico porque en lo académico las deficiencias seguían siendo notorias.
Pero este “título” se cayó a los pocos años cuando empezaron hacerse evidentes las deficiencias en las construcciones hechas (que habrían sido con algunos aportes de Southern Perú a cambio de no decir nada de la contaminación provocada por esta minera en el Valle de Tambo); y más aún cuando se produjo el terremoto del 2001, pues ya fue imposible explicar por qué pabellones con menos de 10 años de existencia quedaron casi en ruinas.
Los casos de corrupción en la UNSA son como un mal que avanza día a día, que todos conocen, pero que nadie quiere denunciar por temor o conveniencia. La entrega de Títulos de Magister y doctor a más de 100 profesionales sin reunir los requisitos mínimos es una de las novedades más recientes y el silencio del actual Rector Rolando Cornejo Cuervo, sobre el particular deja mucho que desear, pues “quien calla otorga”.
Conozco el caso de un profesional que hace unos años se graduó de Magister y Doctor casi simultáneamente y hasta obtuvo Felicitación Pública. El escogió su jurado entre los que se encontraba el propio Rector y sustento sus tesis a puerta cerrada, cuando la ley obliga que sea en acto público. De hecho que este no es el único caso y hasta es probable que haya otros peores, pero no se denuncian porque hay varios implicados y que recibieron a cambio otro tipo de favores. Como dice el dicho “Hoy por ti mañana por mí”
Asimismo, como lo ha denunciado en varias oportunidades el semanario El Buho, en la UNSA , hay varios docentes que tienen trabajando a sus esposas, amigas intimas, hijos o sobrinos que a su vez son ahijados del Rector o de otro miembro del cuerpo jerárquico. A cambio de esto la Autoridad Universitaria tiene asegurado el apoyo de un buen sector de las bases cuando se producen elecciones para renovar los órganos de gobierno.
En el 2004 tuve la infeliz idea de participar en un concurso público de méritos para alcanzar una de las plazas docentes por nombramiento que se ofrecían, cuando fui a solicitar informes, un colega amigo se me acercó y me dijo: “no postules para esa plaza porque ya tiene dueño, mejor elige esta otra quizás tengas más opción, pero te aconsejo hablar primero con el Señor Rector, como él te conoce de repente te da una mano”. Pero fiel a mis principios, no le hice caso y seguí adelante sin buscar ninguna ayuda.
El citado concurso tomó varios meses y nos costó varios soles (compara de bases, fotocopias, legalización de documentos y hasta pagar por un examen de Inglés, pues sólo valía el certificado de convalidación de Centro de Idiomas de la UNSA ). Al final a los dos únicos postulantes para esa plaza, nos calificaron con bajo puntaje en las diferentes etapas (evaluación de expediente, presentación de sílabos y clase magistral), con la finalidad de que ninguno alcanzará el puntaje mínimo y la plaza pudiera ser declarada desierta. De esta manera la Facultad quedó en la potestad de seguir contratando al docente que dictaba el curso sin tener el título profesional de la especialidad, total reunía el principal requisito, ser amigo del Rector.
Por eso, cuando en el presente año se presento un nuevo concurso y alguien nos dijo porque no te presentas, les respondí: ¿Para perder mi tiempo y dinero otra vez? No gracias.
Es lamentable el deterioro de imagen que sufre la Casa Agustina por causa de un grupo que hace mal uso del poder y deja mal parados a varios profesionales que con mucho esfuerzo y dedicación lograron un grado académico y titulo. El problema ahora es saber diferenciar la paja del trigo, ¿quién merece ser llamado doctor y quién no?.