UN 28 DE JULIO DIFERENTE, UN PERU INDIFERENTE E INSEGURO

Definitivamente este 28 de julio será diferente, sin desfiles ni pasacalles que indiquen a propios y extraños que estamos celebrando un aniversario más de nuestra Independencia Nacional, a causa de la gripe AH1N1. Total para que si en el Perú cada vez existen menos patriotas o ciudadanos que amen a este país, en donde la corrupción y delincuencia campean, en donde los ricos cada vez son más ricos y los pobres cada vez más pobres, dirán algunos.

Además ante tanta indiferencia por resolver las demandas sociales, los peruanos nos estamos volviendo cada vez más insensibles e indiferentes. Una muestra de esto es que los paros ya no son acogidos por la mayoría, situación que no sólo debe preocupar a los dirigentes de las organizaciones populares y políticas, sino al propio gobierno actual porque esto refleja que a la mayoría de peruanos ya no les interesa lo que pasa en el país, sino que cada quien vive su vida y no sólo “El Mundo es ancho y ajeno”, como escribió Ciro Alegría, sino también el Perú.

Pareciera que sólo parte de la población peruana se preocupa por los acontecimientos que se dan en nuestro país y es porque ve afectados sus intereses; ellos son: los pobres que no ven mejoría alguna en sus economías, los desempleados que no encuentran trabajo, los nativos que ven amenazadas sus tierras, los dirigentes que se sienten perseguidos, los transportistas que temen perder su capital de trabajo ante aplicación de un nuevo reglamento de tránsito, los productores que temen quebrar cuando entre en plena vigencia el TLC, etc. etc.

Mientras tanto, el resto de la población que ante la falta de empleo desde hace unos años optó por crear su propia micro empresa o dedicarse al comercio de algún producto nacional, importado o de contrabando, vive su vida sin importarle el resto y trabaja aún cuando hay paro. Además está aquella población desinformada, que no escucha radio ni gusta leer periódicos, y que vive su vida sin importarle el resto; a ellos les va que los alimentos se encarezcan, que se venda nuestra amazonia, o que la gente muera de gripe; porque tiene una económica holgada y le interesa un pepino lo que le sucede a la “chusma”.

Incluso los propios dirigentes, ya no sienten la confianza de antes para enfrascarse en la lucha, ante la existencia de once decretos legislativos que criminalizan la protesta, es decir, los líderes están casi atados de pies y manos para liderar movimientos de protesta. Los periodistas tampoco pueden ejercer la muy difundida libertad de expresión, porque apenas se exceden en comentarios contra el gobierno o en la difusión de voces disonantes sus medios de comunicación son intervenidos ya sea por la SUNAT o el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, ejemplos sobran.

Así pues el partido de la Estrella que nos gobierna, está cerrando todos los caminos a la protesta, con la finalidad de concluir su proyecto privatizador. Y como si todo lo anterior fuera poco, utiliza como cortinas de humo, los crímenes de personajes de la farándula, pues está comprobado que estos sucesos mantiene cautiva de atención de una buena parte de la población durante varios días e incluso semanas.

Pero, además de los sucesos sangrientos que día adía ocupan las portadas de diarios sensacionalistas, existe un problema real que crece día a día y que a todos nos afecta, a los de arriba y a los de abajo, y es la inseguridad que vivimos en las calles, en nuestro centro de labor y hasta en nuestra propia casa. ¿Hoy quien se puede sentir seguro? Nadie porque la delincuencia va en aumento ante la fragilidad de nuestras leyes, la existencia de autoridades maleables y la indiferencia de la propia población.

Incluso viajar constituye un grave riesgo para la vida, pues los accidentes están a la orden del día y la aplicación del nuevo Reglamento de Tránsito que sanciona con fuertes multas las infracciones, no garantiza que ahora los conductores sean más responsables ni se reduzca la incidencia de hechos fatales en las pistas. Pues infractores siempre habrán, mientras existan malos policías que acepten coimas (y ahora más gorditas) a cambio de no aplicar una papeleta costosa.

Dicen que para castigar a los malos conductores se van a usar como prueba fotos y videos tomados por ciudadanos y si queremos acabar con la corrupción porque no también se utilizan los mismos medios e incluso las conversaciones telefónicas para denunciar y sancionar a los policías inmorales, los fiscales y jueces corruptos.

Proteger nuestra vida es algo impostergable y el camino para lograrlo es acabar con la inseguridad contra la cual debemos luchar todos, ricos y pobres; autoridades y población debemos cerrar filas para acabar con la delincuencia y la irresponsabilidad de los malos conductores que producen zozobra y muerte; y si ni el alza incesante del costo de vida, ni la lucha contra el TLC, ni la venta de nuestros recursos naturales nos une; entonces la lucha por nuestra seguridad y vida si debe juntarnos, para demandar leyes que castiguen ejemplarmente a los delincuentes, que acaben con la impunidad y la corrupción.

La respuesta la tenemos todos los peruanos, porque el país es de todos, sus problemas y soluciones también, el Perú reclama justicia.


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