CENTRO HISTORICO HUMILLADO Y OFENDIDO

Templos son letrinas públicas y calles malolientes por culpa de ciudadanos incultos
Los arequipeños tenemos hermosas joyas arquitectónicas que son nuestro orgullo y principal atractivo para el turismo; sin embargo, su cuidado y preservación poco importa a quienes inmerecidamente habitan y administran nuestra Ciudad, pues varios de nuestros templos y casonas son dañados al convertirse en urinarios y focos infecciosos que contaminan el aire de la que fue, según el cronista Cieza de León: la "más sana y agradable de las villas del Perú".
Arequipa es una ciudad singular, no sólo por el hecho de ser una de las pocas urbes del Mundo que se erige al pie de un magnifico conjunto de montañas volcánicas que rascan los cielos por encima de los 5,800 msnm, sino también por su arquitectura colonial y emblemática, fusionada con una hechura nativa que utiliza un material único en el plantea, la piedra sillar, producto de la actividad volcánica de hace miles de años.
Sin embargo, con pena y desagrado, los arequipeños que si apreciamos a nuestra “Patria Chica”, vemos que muchas de nuestras edificaciones de sillar no sólo están cambiando su nevado color, que dio a Arequipa el calificativo de “Ciudad Blanca”, por un amarillento y pestilente matiz, causado por individuos incultos que, sin pudor alguno y menos importarles el daño que causan a las estructuras de nuestros monumentos, realizan sus necesidades biológicas de noche y de día.
Los lugares más afectados son el pasaje ubicado entre el Fundo El Fierro y el Templo de la Tercera Orden, que amanece diariamente anegado por las excretas humanas, lo mismo ocurre con la puerta lateral (de Alvarez Thomas) del Templo La Compañía de Jesús y las Pontezuelas de la Basílica Catedral, es decir, que ni siquiera nuestra Iglesia Matriz es respetada por quienes están habituados a miccionar en cualquier sitio.
La cultura de la gente se mide por su habla y buenos hábitos, que tienen su base en la educación del hogar y en la formación impartida en centros educativos. Y lo que hoy criticamos se debe a una mala o deficiente educación, pues quien desde chico fue habituado a ser limpio y respetuoso de los demás, jamás incurre en actos que atentan contra la moral (como exhibir los genitales para orinar) por más necesidad que exista, y menos en lugares que merecen respeto. Incluso cuando se bebe licor y se divierte, la gente debe mostrar cultura.
En Arequipa, Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, lamentablemente no se desarrolla un programa masivo de educación del peatón, comerciantes y taxistas, para corregir los malos hábitos. Cierto es que tampoco existen baños públicos y esta es una deficiencia de la Comuna Provincial, que tampoco restituye los basureros de las calles. Durante la gestión del ex Alcalde Luis Cáceres Velásquez se construyeron algunos servicios higiénicos, que no duraron mucho justamente también por la incultura de la gente que no sabe cuidar lo que es de todos.
Pero no sólo, los templos y muros de las casonas son letrinas, los postes de cualquier calle también sirven de excusados a los irreverentes transeúntes que no tomaron precauciones antes de salir de casa, o que durante la noche se embriagan sin control y protagonizan actos deplorables. A causa de esto hay calles, como San Juan de Dios, por donde se forman riachuelos malolientes incrementados con aguas servidas que arrojan irresponsablemente los comerciantes de los mercadillos vecinos. Transitar por allí sobretodo en horas de la mañana, cuando el astro rey hace sentir sus rayos abrasadores, es un martirio para el olfato humano y los olores pestilentes impregnan las comidas rápidas y al paso, que se ofrecen en la zona y se consumen masivamente.
La Municipalidad Provincial de Arequipa debería obligar a los conductores de establecimientos comerciales a barrer y baldear sus fachadas siquiera dos veces por semana; y los efectivos del orden mandar a quienes miccionan en la calle (sin incurrir en maltratos físicos) a que por lo menos echen un balde agua en el lugar que ensuciaron, de esta manera aprenderían a no incurrir en la misma falta y a utilizar los baños de los centros comerciales.
Tenemos que educar a nuestra población, pues el hecho de vivir en una Ciudad declarada “Patrimonio Cultural de la Humanidad” implica no sólo tener calles bien pavimentadas y monumentos históricos restaurados, sino también contar con habitantes cultos, los arequipeños siempre lo fuimos y los que hoy habitan Arequipa deben también aprender a serlo.
Demostremos que somos merecedores del título de Patrimonio Cultural de la Humanidad, Arequipa lo merece.


Malos olores y putrefacción despiden veredas y pistas de la calle San Juan de Dios a causa de excretas humanas y aguas servidas.

Comentarios

Caballerodecopas ha dicho que…
Si mi estimada señora colega. Yo también, que soy periodista y arequipeño sobre todo, me siento indignado. Es una ofensa que pase esto. Yo que usualmente transito la zona sur del cercado veo desde papelitos de "Cheetos" y "Sublimes" hasta orines y aguas servidas, como usted dice en San Juan de Dios. Y es aún más triste que nadie haya querido poner seriamente cartas en el asunto. Ni siquiera han comentado tampoco en este blog.

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