ESO QUE: “A DEPREDAR QUE LA GESTION SE VA ACABAR” DEBE TERMINAR, DE NOSOTROS DEPENDE

Que molesto resulta en estos días, enterarnos de las irregularidades que cometen día a día nuestras autoridades ediles: ejecución de obras innecesarias o que no son urgentes y cuestan miles y hasta millones de Soles, malversaciones de fondos, abuso de los viáticos para viajes improductivos, compra de vehículos de segundo uso sobrevalorados, contratación de personal con sueldos elevados etc. etc. etc.
Lo peor de todo es que cada nueva gestión resulta ser el perfeccionamiento de lo que fue la anterior, pero no en el sentido de querer hacer mejores obras o inversiones en beneficio de los ciudadanos, sino de las formas de sustraer más dinero de las arcas ediles, que en estos últimos años se han visto más nutridas de billetes por las transferencias del Canon Minero.
En casi todos los gobiernos locales existen casos de corrupción algunos difundidos con mayor fuerza que otros, pues las revelaciones dependen mucho del interés que le pongan los miembros de la oposición o de los propios medios de comunicación, que en muchos casos callan los ilícitos por temor a perder paquetes publicitarios que suscriben generosamente algunos municipios para contener los comentarios incómodos de sus acciones deshonestas.
Pero todo se llega a saber, tarde o temprano, el sol no se puede tapar con un dedo. Lo preocupante es que funcionarios de municipios y empleados ediles con responsabilidad civil y penal, por el simple hecho de cuidar su puesto se hacen cómplices de las irregularidades que comente el Alcalde con el aval del Concejo Municipal; ellos lejos de cautelar los intereses del Estado y salvar su responsabilidad, prefieren compartir parte de la torta, beneficiándose con viajecitos, viáticos, vales de gasolina o algún puestecito para el sobrino, el yerno o la nuera, o la venta de materiales e insumos a través de testaferros. Es decir, todo está corrompido.
A prácticamente año y medio de la finalización de las actuales gestiones, la carencia de valores morales y el deseo de enriquecimiento ilícito de las malas autoridades, va en aumento como movidos por un nuevo dicho que parece dirigir sus mentes: “A depredar que la gestión se va acabar” o “ahorrar para mayo” o mejor dicho para las próximas elecciones en donde sin duda con el menor descaro intentarán una reelección que les permita “Recuperar el dinero perdido” en ésta u otras campañas.
Sabemos de un municipio distrital en donde el conviviente de la autoridad es el que hace y deshace, él es que decide donde se hacen las compras, ordena a los obreros, y hasta contrata a familiares suyos; en otro gobierno, se sobrevaloran las compras de la manera más escandalosa, así por ejemplo, si un ágape por el día de la Madre cuesta mil 500 soles se presentan facturas y boletas por 5 mil; si la reparación de un vehículo vale 800, la factura a pagar es por 3 mil; y esto se hace continuamente, incluso algunos trabajadores han denunciado esto a varios medios de comunicación pero nada se publica ni se difunde porque la autoridad a través de sus oficinas de Relaciones Públicas o Prensa se encarga de “aceitarlos” mensualmente, con el disfraz de órdenes de publicidad para difundir campañas de pagos de impuestos y arbitrios o anuncios sobre inauguraciones de obras.
Y las Oficinas de Control Interno, que existen en la mayoría de Municipios, se hacen de la “vista gorda”, pues sus miembros (contadores y economistas) se callan porque quien los contrata y paga sus sueldos son los mismos municipios y para ellos no es ningún problema conseguir un aumento, pues tiene a la Autoridad en sus manos. ¿O no? Esto podría corregirse, si las OCIs dependieran económica y administrativamente de las Contraloría General de la República.
Cuan lejanos parecen los años, en que teníamos autoridades que trabajaban con dedicación y esmero y sobretodo honradez, con el único ánimo de servir al pueblo que los hizo depositarios de su confianza. Julio Ernesto Portugal, Ulrich Neiser, y otros que gobernaron Arequipa en el Siglo pasado, demostraron que ser Alcalde era un alto honor que no requería de retribución alguna, por eso no había sueldos ni dietas para el burgomaestre ni regidores, sino por el contrario el ciudadano merecedor de semejante distinción debía demostrar con su trabajo y esfuerzo desinteresado por qué fue elegido.
Hoy ante la nefasta realidad de nuestros gobiernos, los ciudadanos debemos dejar nuestra pasividad, y ejercer el control al que tenemos derecho, busquemos asesoría profesional para evaluar si el uso de nuestros recursos económicos (porque el dinero que manejan los municipios es de todos los que habitamos una comunidad) es correctamente utilizado y de no serlo, denunciemos a los corruptos. La Contraloría de la República debe de intervenir de oficio y con mayor razón si existen denuncias.
El Presidente del Consejo de Ministros, Yehude Simon, ha asegurado que en estos días se debe publicar la lista de funcionarios y trabajadores condenados por corrupción, en la página web de su portafolio (www.pcm.gob.pe); ojalá así sea. En nuestro país nadie respeta la ley porque simplemente sabe que no recibirá sanción efectiva, más aún si existen cómplices en las dependencias encargadas de ejercer control, pero esto debe acabar y todos debemos interesarnos en poner en evidencia al que roba o se aprovecha del cargo para obtener beneficio personal, de lo contrario también seremos sus cómplices.

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