¿CUAL ES EL SECRETO DE SUS PINTURAS?


Como ya lo indicamos en la primera parte de esta entrevista, Luis Enrique Palao, no siguió estudios regulares de Arte, sino que sus lienzos son el producto de lo aprendido de su profesor de primaria del Colegio La Salle, Víctor Torres, un personaje dedicado a las artes manuales que cautivo desde muy niño a Palao; y de los consejos de otros grandes maestros del arte pictórico arequipeño.
Palao, recuerda emocionado cuando tenía 7 u 8 años de edad, a la salida del colegio solía acompañar al profesor Torres hasta su taller de la calle Sepúlveda de Miraflores y allí permanecía fascinado durante horas viendo como las manos diestras de don Víctor hacía recordatorios y capillos de bautizo a mano, utilizando tizas de colores y acuarelas que el mismo preparaba.
“Era como vivir en pleno Siglo XVI, mi profesor Torres era todo un alquimista, y yo era feliz ayudándole a preparar sus acuarelas con aceite de linaza, ácidos, colores, óxidos de zinc y de titanio, trementinas y goma, ingredientes que compraba de la ferretería de Gensa, la tienda Gibson y la Botica de El Pueblo; además hacíamos a mortero las bases para los lienzos y tenía una fórmula para calcar los personajes de las revistas de historietas; también me enseñó a hacer los pinceles de pelo de gato y de oreja de buey. Yo gozaba haciendo eso y aprendí todas sus fórmulas, aunque en Aritmética sólo sacaba cero”, expresa emocionado Luis Palao.
- Y esas técnicas, ¿todavía las aplica?
LP: Claro yo jamás he comprado acuarelas, ni oleos, siempre he preparado mis propias pinturas. Sólo una vez mi hermana Julia con el dinero que le dio mi padre para comprarme zapatos, me obsequio una caja de acuarelas profesional Winsor y Newton, que vendía la tienda Porcella, y que hoy ya no se encuentra.
Además con los años he aprendido hacer trucos y a manejar el agua siguiendo también las enseñanzas de otros maestros de la pintura arequipeña como: Alejandro Núñez Ureta, que usaba el rojo de Venecia para refrescar los azules; José Uría me enseñó a fijar las apoyaduras de las piedras, aplomándolas primero y luego ir subiendo; y don Guillermo Mancilla, me decía siempre los balconcitos son notas de color en el aire y esto es lo que más tiempo me demando descubrir.
- ¿Algún maestro de la “I” también contribuyó en su formación?
LP: Desde luego, mi profesor de Arte Percy Murillo, era muy bueno y me prestó muchas veces sus revistas y libros, algunos no se los devolví. Pero yo vivo avergonzado con mi Colegio Independencia, porque cuando fui estudiante encabece una huelga para expulsar a un gran maestro y director José Teobaldo Paredes Valdez, en ese entonces hasta fuimos a parar a la Comisaria por ese asunto y nos sentimos muy machos por eso. Pero hoy me siento avergonzado de lo que hice y cuando uno falta a sus maestros o sus padres lo único que le queda si no puede pedir perdón y suicidarse, es vivir agachado y cubrirse el rostro con un gran sombrero como el que uso.
-¿Alguna vez ha enseñado lo que sabe o le gustaría hacerlo?
LP: Alguna vez el maestro Manuel Rivas Castro me llevó como su asistente a la Escuela de Bellas Artes “Carlos Baca Flor”, para que les diera algunas orientaciones a los estudiantes y sobretodo les trasmitiera temple, pintar desalmadamente sin miedo. Pero no dure mucho porque alguien comenzó a objetar mi presencia pues no tenía título, así que me retiré.

-¿Tras 6 décadas de trabajo, qué es la pintura para usted?
LP: Yo pinto desde que amanece hasta las 3 de la madrugada, porque no tengo otra cosa en que entretenerme, para mí la pintura es un minuto de pelea por 5 de descanso. Mi intención es volver acuarela todo lo que tocó, todo lo que veo, pero que evidencie una sensación, ya sea de tristeza o alegría; si lo que pinto no se parece al modelo no importa, pero sí que tenga un lenguaje pictórico.
Además para mí ninguna pintura es definitiva, todas son estudios aproximaciones de algo, a veces sólo son garabatos, manchas, en mis trabajos dejo mis dudas, arrepentimientos y borrones , es más al lugar donde trabajo jamás lo he llamado taller , sino estudio, porque es un lugar donde experimento nuevos trucos, combinaciones etc.
En realidad, no me gusta ver pinturas acabadas, claro a veces salen chiripas, pero por lo general cualquier tema cuesta mucho lograr. Por eso encuentro muy creídos a esos pintores, que presentan obras muy forzadas.
-¿Hay algunas obras suyas que han sido copiadas?
LP: Si varias, y a simple vista son igualitas pero no logran obtener los mismos colores, porque las hacen con acuarelas de marca, entonces los tonos son como de Walt Disney. Además los que me copian son unos genios carajo, porque las obras no tienen ni un solo error, yo en cambio siempre dejo las huellas de mis equivocaciones.
-¿Tiene autorretratos?
LP: Si muchos porque pintándome a mí mismo, puedo conocerme mejor, pues por dentro puedo sentirme joven, pero al verme por fuera me doy cuenta que no es así, y eso también me capacita para dibujar a otros personajes viejos o jóvenes.
-¿Dónde terminará su vida, en Cusco, en Arequipa, dejará sus técnicas o secretos a alguien?
LP: No sé realmente si quedarme aquí, como quiere mi hermana Carmen o regresar a Chichero (Cusco), allí puedo vivir con muy poco a mi manera en cambio en Arequipa me siento extraño. En torno a trasmitir mis técnicas y secretos de alquimia, me gustaría mucho hacerlo, pero la verdad no tengo paciencia ni método para enseñar.

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