¿ESTAMOS PREPARADOS PARA ENFRENTAR UN NUEVO TERREMOTO?

¿ESTAMOS PREPARADOS PARA ENFRENTAR UN NUEVO TERREMOTO?

La tierra sigue temblando tras el último terremoto ocurrido en Ica y convive con nosotros la idea de la ocurrencia de un nuevo desastre natural así como el temor de lo que puede pasar porque no estamos preparados para enfrentarlo. Pues han pasado más de 6 años del terremoto que azotó Arequipa y gran parte del sur peruano, pero muy poco o casi nada se ha avanzado en materia de prevención. Sino vayamos de lo simple a lo complejo:
Usted amigo lector, ¿se ha preocupado por evaluar las estructuras de su casa o centro de trabajo?, ¿ha identificado los lugares peligrosos: paredes con rajaduras, cornisas inestables etc.? y ¿ha hecho algo para corregir o subsanar tales fallas?; ¿tiene identificadas y señalizadas las zonas de seguridad internas (unión de columnas, umbrales de las puertas, mesas y otros muebles resistentes que puedan servir de refugio mientras se produce el sismo)?; ¿están despejadas las rutas de escape como pasadizos o gradas?; ¿ha realizado simulacros con su familia y compañeros de trabajo?; ¿tienen en un lugar visible, una linterna, un extinguir, un botiquín de primeros auxilios, una radio a pilas y un objeto con que protegerse la cabeza en caso tenga que salir en pleno terremoto?.
Seguramente, la respuesta será: “no” en la mayoría de casos, y ojo que son recomendaciones que constantemente se vienen repitiendo por los medios de comunicación, pero muy pocos hacen caso, sólo cuando estamos con la desgracia encima nos lamentamos de no haber hecho esto o aquello.
En el caso de las entidades y autoridades que deben planificar y ejecutar las acciones de prevención también existe descuido y poco dinamismo; por ejemplo hasta la fecha nunca se ha hecho un simulacro de sismo, un día domingo, en los templos que son lugares de alto riesgo; recién el Arzobispado anuncio uno, ojalá lo realice pronto. Hace 6 años los templos no tenían señalizadas sus zonas de seguridad ni un plan de evacuación, hoy persiste la misma carencia, dicen que por falta de recursos económicos, aquí la pregunta surge: ¿qué hace la curia con los ingresos que tienen por misas, matrimonios, expedición de partidas, alquileres de locales y otros?
Los trabajadores de los mercados, ferias y centros comerciales amontonan sus mercaderías en los pasillos y nadie los obliga a retirarlas a pesar de que existen normas al respecto, en tanto el público transita con dificultad y es víctima de los “amigos de lo ajeno” que aprovechan de estos tumultos para hacer de las suyas; igual subsisten las deficiencias en los centros educativos que funcionando en locales inadecuados y en mal estado ¿cómo consiguen las licencias de funcionamiento?, nadie sabe; ojalá el próximo sismo tampoco se produzca en horas de estudio porque entonces lloraremos a cientos de víctimas.
En el 2001 faltaron carpas para las personas que perdieron sus viviendas en el sur, hoy también; hasta para entregar donaciones no estamos preparados; en este tiempo de tranquilidad se debería empadronar a las familias, para saber cuántos somos y que podríamos necesitar en caso de un desastre. Prueba de esta desorganización, se ve en las ayudas que se dan para la población de Ica, mucho se comenta y duda sobre si estas están siendo correctamente distribuidas y si llegan en su totalidad, por algunos indicios de posibles irregularidades que ya se vienen dando. Hace 6 años cuando ocurrió el Terremoto en Arequipa, Defensa Civil detectó a falsos damnificados; esperamos que en Ica no se repita, pero como dice el dicho a “Río revuelto ganancia de pescadores”.
Esto se debe a que en nuestro país la cultura de valores está muy debilitada y a que no existe una política y planes de prevención eficaces que deberían estructurarse en las épocas de paz sísmica, para atender en forma rápida y oportuna cualquier desastre. Además suma la carencia de un censo de población y vivienda actualizado y con cifras reales para saber quiénes somos y como estamos viviendo.
En resumen, nos gusta ser pecadores reincidentes, nos gusta esperar el último momento para ponernos a hacer algo que hace tiempo debió estar listo, o simplemente estamos esperando que otro haga por nosotros. Y cuando ocurre la desgracia buscaremos culpables, ¡Que castigo de Dios, de la naturaleza!, Defensa Civil no funciona etc. pero nunca reconoceremos que los responsables y Defensa Civil somos todos.

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